Adolfo Vigo del Pino - ARTÍCULO

Un pregón estático

Pablo Carbonell por lo visto le ha pedido al equipo de gobierno que lo nombren pregonero de la caballa para sacarse la espinita clavada

Vino, pregonó, y fracasó. Así, utilizando la famosa frase de Julio Cesar en ‘Las Guerras de las Galias’, podríamos resumir la decepcionante aparición de Pablo Carbonell en el escenario de la plaza de San Antonio el pasado sábado. Y es que como el mismo pregonero reconoció, la tarea encomendada de iniciar las fiestas del Carnaval le había quedado demasiado grande. No conectó en ningún momento con el público allí asistente y, por mucho que lo intentó, su «particular» sentido del humor quedó muy lejos de la gracia de la ciudad y de lo que la gente allí concentrada esperaba para dar el pistoletazo de partida de las fiestas grandes de la ciudad, y a los que poco o nada les importaba si su señora madre tenía bigote. No solamente no llegó a arrancar la más mínima sonrisa de un auditorio que seguramente se hubiera conformado con algún chiste, aunque fuera copiado de los que circulan por las redes sociales, sino que para más inri no acertó ni siquiera en identificar los acontecimientos más cercanos ocurridos en nuestra ciudad. Pablo llegó a confundir a la persona que se encontraba al frente del Ayuntamiento cuando se inauguró el segundo puente, diciéndole al actual alcalde que por poco le toca inaugurarlo a él pero que le tocó hacerlo a Teofila, cuando la realidad fue la contraria. Y en ese punto me pregunto si nadie lee el pregón antes de que el pregonero se suba a las tablas del escenario para proclamarlo a los dos vientos de Cádiz, y evitar que se comentan estas meteduras de pata, o la de bautizar a la diosa del carnaval como ‘reina’ de las fiestas. Es normal que otros pregoneros, como Ismael Beiro, salgan a la defensa del pregonero, ya que el pregón del sábado pasado dejó en buen lugar a otros pregones anteriores que no se recordaban con gran acierto en nuestra ciudad.

Y es que el ultimo pregón que recuerdo que arrancara las sonrisas, incluso carcajadas, de los congregados fue el de José Guerrero Roldán, ‘Yuyu’, o mejor dicho, el dado por el ‘Chano de Cadi’, que fue el que tomó la responsabilidad de sustituirlo para pregonar las grandezas de nuestra ciudad en carnavales.

Más fuerte me parece lo de nuestro alcalde. Defender y aplaudir el pregón de Pablo Carbonell no es solo defender lo indefendible, sino prolongar el ridículo de lo realizado en San Antonio a los 140 caracteres del Twitter. Ya lo anuncie el sábado, al sufrir en mi vista y oídos de gaditano la parodia de pregón del torero muerto, pongo en venta mi bicicleta estática, ya que tras el insufrible pregón del Carbonell soy incapaz de volverla a mirar a la cara, o al manillar.

Aunque este anuncio, más propio del Cambalache, no le hizo mucha gracia a la pareja del cantante como así me lo hizo llegar por retuiteo, aún cuando creo que es más gracioso que cualquiera que las chanzas que el gaditano pregonero realizará en su pregón.

Me da que el único que el sábado por la noche no paraba de reír por las esquinas de nuestra ciudad fue Vicente Sánchez, anterior concejal de Fiestas.

Lo dicho, tras este pregón, Pablo Carbonell por lo visto le ha pedido al equipo de gobierno que lo nombren pregonero de la caballa para sacarse la espinita clavada. Por cierto, feliz miércoles de ceniza, ya falta menos para la Semana grande de nuestra ciudad.

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