El Apunte

El precedente Torrot

La inversión de la empresa entra en su recta final y puede marcar un camino modesto pero esperanzador

La Voz de Cádiz

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El proyecto que Torrot anunciara y firmara el pasado año, a la vuelta de las pasadas vacaciones de verano, toma forma para ser una realidad cuando terminen las próximas. Su intención de invertir en Cádiz para fabricar un nuevo modelo de motocicleta eléctrica. La adjudicación de las obras de la antigua factoría de Altadis es el último paso para poner en pie un emblema que, más por simbolismo que por cifras, puede ser un pequeño hito en la industria de la Bahía de Cádiz. De sus paredes saldrá el Velocípedo, una moto de 125 centímetros cúbicos que funciona con baterías eléctricas y que cada vez encuentra más mercado en muchas ciudades españolas, europeas y de todo el mundo. Durante los últimos meses, las noticias sobre la inversión gaditana de Torrot se han sucedido de manera permanente hasta que la intención pasó a ser propuesta con la firma de un convenio que puede propiciar la creación de decenas de puestos de trabajo estables, en condiciones lejanas a la precariedad, en apenas seis meses. Es necesario que la llegada de una empresa a Cádiz tenga final feliz porque la comarca ha vivido entre 2008 y 2010 un rosario de anuncios que terminaron en humo negro. El cierre de la factoría de Delphi en junio de 2007 llevó a las administraciones públicas, especialmente a la Junta de Andalucía, a activar planes de reindustrialización que tenían como objetivo captar inversores a golpe de ayudas y subvenciones con fondos públicos. Los números, las pruebas, dicen que salió mal. Ahora, la historia es otra. La inversión en Cádiz llega por propia decisión y asciende a 16 millones de euros con la previsión de generar unos 200 puestos de trabajo en el plazo de tres años. Ya se sabe que no son miles de empleos pero puede ser un precedente, un aliciente. Suena de forma muy diferente a los anteriores cantos de sirenas que acabaron siendo milongas de ‘cazasubvenciones’.

La iniciativa de Torrot ya está encarrilada, entra en su recta final, es una realidad y dará sus primeros frutos con el final del próximo verano. Es decir, en un tiempo tan corto que puede contarse por semanas. Esos puestos de trabajo, ojalá, serán los primeros de muchos para confirmar que la iniciativa de esta empresa abre camino a otros proyectos de tamaño medio que, juntos, recuperen la grandeza de la industria gaditana, su idilio roto con el sector de la automoción.

El precedente Torrot

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