Opinión

El postre del mandato

Hemos pasado de tres años sin hacer nada a planear todas las obras posibles y celebración de las posibles de cara a los próximos siete meses

Adolfo Vigo

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Es curioso como en esta ciudad hemos pasado de tres años sin hacer nada, por parte del Ayuntamiento de Podemos, a planear todas las obras posibles y celebración de las posibles de cara a los próximos siete meses. No quiero ser mal pensado pero me da que las elecciones municipales, que están a la vuelta de año, son las culpables de que el equipo de Gobierno intente poner la ciudad bocabajo.

Se dice que en las grandes comidas lo que nos deja siempre el recuerdo agradable o desagradable es el postre, aquello que se pone encima de la mesa al final de todos los platos y que marca, en muchas ocasiones, nuestra opinión sobre lo que se ha comido. Pues bien, en esto parece que Podemos piensa de igual manera. En estos últimos meses quiere hacernos cambiar de opinión sobre lo que nos han hecho tragar en los tres años y medio anteriores. Si durante las navidades de otros años la iluminación y la decoración callejera se podía contar con los dedos de las dos manos, en las que se avecinan habrá un derroche total de bombillas, lo que ya no sabemos es los motivos que pondrán, que lo mismo en vez de un portal de Belén ponen el chalet de más de 600.000 euros de Pablo.

Ya de cara a los Carnavales han intentado dar el primer ‘pelotazo’, trayéndonos al insigne trovador del sur, al cantautor de las prostitutas y desheredados de la vida, al gran Joaquín Sabina. Lo que no sabemos muy bien es si detrás de esa designación se esconde únicamente un ‘nombre’, ya que tampoco está muy clara la vinculación del de Úbeda con nuestra fiesta. Si se sabe que tiene amistad con carnavaleros de la ciudad pero no si alguna vez se ha perdido por los callejones tras una chirigota ilegal.

Lo que si es claro es que por muchas elecciones a la vista, la Semana Santa no verá ni uno de esos beneficios de campaña electoral. Y no porque no se las merezca sino porque al alcalde le haría perder apoyos más que darle votos en el futuro. Por otro lado, ya han empezado las megaobras locales. Ahora se plantea la obra del colector de la plaza de San Juan de Dios, la cual tendrá inutilizada gran parte de esa plaza durante unos meses. Me juego el salario mínimo interprofesional nuevo a que en estos meses se dará instrucciones precisas y claras a los servicios de limpieza para que se esmeren a la hora de limpiar las calles de nuestra ciudad. Estoy completamente seguro que la Delegación de Vía Pública se verá ‘achuchada’ por el concejal de turno para que no haya ningún desperfecto denunciable por los partidos de la oposición.

Y todo esto, porque el alcalde pretende dejarnos con buen sabor de boca en el postre de su mandato para que de cara a las futuras elecciones municipales, en las que pretenderá reeditar sus resultados conseguidos hace cuatro años y volver a forzar al PSOE de Fran González a que vuelva a ser su muleta en el Gobierno local, se nos olvide el sabor agrio de lo que nos hemos tenido que ‘tragar’ durante los años anteriores. El que tengamos que volver a usar bicarbonato para digerir los próximos cuatro años de malos platos podemitas lo tenemos en nuestra mano los ciudadanos. De cara a las próximas municipales «no olviden ponerle sabor a la urna», parafraseando a Samantha Vallejo Nagera.

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