La política social es una derrota de todos

Los presupuestos locales aportan algunas de las claves esenciales para entender las prioridades de un ayuntamiento, tan limitado en una administración que se resiste a otorgar un mayor papel al municipalismo.

El primer esbozo de las primeras cuentas del nuevo ejecutivo de Podemos y Ganemos en Cádiz aporta un dato desolador: el gasto social será el mayor bloque, el primero, el principal. Si cabe considerar esa decisión como triste es por una razón muy simple: si se conceden miles de ayudas, millones en ayudas a cientos de familias es porque hace falta, porque es necesario.

El concejal de Hacienda, David Navarro, lo ha confirmado de forma implícita. Al anunciar la primera ronda de contactos con la oposición para presentar el documento, ha destacado que la política social, las ayudas, el auxilio económico, los subsidios o sus remedos municipales crecerán de forrma notable. Dice que serán los presupuestos más sociales de la historia de Cádiz pero eso no resulta ninguna novedad.

El ejecutivo anterior, el de Teófila, ya destinaba una cantidad de dinero asombrosa a la ayuda social. Más del doble, por habitante, que Málaga. Mejor no comparar la cifra con ciudades situadas des en la mitad norte de la Península Ibérica. Unos y otros, con subida o sin ella, olvidan una premisa obvia: el objetivo es que cada año sean necesarias menos ayudas para alquileres, luz o alimentación, para material escolar o sanitario.

El objetivo es que cada año, cada vez menos gaditanos necesiten las muletas, sean municipales, autonómicas o estatales. De nada vale proclamar un gasto enorme en ayudas. De nada sirve declararse el más social. Viene a ser el certificado de que los problemas permanecen intactos tantos años después. Peor aún, crecen. Y en algún momento flaqueará la capacidad de auxiliar.