Eduardo Moyano
Un poco más ligero de equipaje
Entre nuestros buenos propósitos vacacionales figuran leer todos aquellos libros que no tuvimos tiempo de degustar a lo largo del año
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Entre nuestros buenos propósitos vacacionales figuran leer todos aquellos libros que no tuvimos tiempo de degustar a lo largo del año o ver aquellas películas que se nos fueron de las salas o que no tuvimos ocasión de ver en dvd o plataformas digitales.
Ocurre, que los que todavía leemos en papel o nos gusta utilizar dvd/blu- ray completamos nuestro equipaje con esos viejos, aunque queridos objetos, que rivalizan con nuestra ropa por encontrar un hueco en nuestras apretadas maletas. Más de un pantalón, una camisa o unas zapatillas se han quedado en casa con tal de llevar conmigo la novela o el ensayo que se quedó pendiente por la falta de tiempo.
Antes siempre viajaba con cinco o seis libros, hoy, los años te dan experiencia, no llevo más de dos. Con las películas ocurre otro tanto. Me llevaba un inmenso cargamento dispuesto a no dejar fuera de mi visión ninguno de los títulos que no había podido visionar durante el resto del año. Una de las novelas que me llevé en uno de mis últimos viajes es «Una puta tan distinguida», de Juan Marsé uno de los grandes novelistas contemporáneos, pero al mismo tiempo un autor susceptible de ser adaptado al cine. Creo que he leído toda su obra y he visto también todas las películas que han tenido origen en su narrativa. ‘Una puta tan distinguida’, es pasión por la literatura pero también por el cine, porque éste, el clásico, representado por ‘Gilda’, asoma en todas sus páginas.
Cine y literatura se dan la mano y cada vez es menos frecuente ver un guión puramente original. Para mí son dos formas creativas absolutamente compatibles, si bien algunas adaptaciones de grandes novelas han sido un puro fiasco. Marsé no ha salido muy contento de cómo se han adaptado al cine sus obras, aunque desde mi punto de vista hay alguna tan respetable como ‘Si te dicen que caí’, dirigida por Vicente Aranda, cineasta que llevó a la pantalla cuatro o cinco de sus novelas.
Hago memoria y escribo este artículo en el Alvia, en uno de mis frecuentes viajes a Cádiz. Esta vez en el zurrón y solo para una semana me traigo la última novela del mexicano Elmer Mendoza, ‘Besar al detective’, ambientada en el mundo del narcotráfico y con un policía reconocible Edgar, el Zurdo Mendieta, que rivaliza en popularidad en Latinoamérica con el Mario Conde creado por el cubano Leonardo Padura.
Para la vuelta me iré a la literatura anglosajona con Martin Amis y su mirada al holocausto en ‘La zona de interés’. No faltan las películas, esta vez con dos clásicos de los años cincuenta, ‘Infierno blanco’ y ‘Escrito en el cielo’, ambas dirigidas por William W. Wellman y protagonizadas por John Wayne. Wellman, apodado el salvaje Will, por la dureza de sus rodajes, se distinguió por ser uno de los grandes en el cine de aventuras y por su afición por la aviación, con varios titulos que, de alguna manera, rememoran el tiempo que fue piloto durante la primera y la segunda Guerra Mundial. Para no vivir solo del pasado, también me he traído ‘Langosta’, del griego Yorgos Lanthinos que, si no se estropea, es uno de los autores más interesantes del panorama cinematográfico actual
Y de momento,sin prisas, mientras que entramos en la provincia de Cádiz y empezamos a sentir el olor del mar, cierro mi maleta.