José Manuel Hesle
La pobreza se hereda
La falta de recursos económicos en el hogar de origen impide a los hijos cubrir las más elementales necesidades
Los trabajadores sociales municipales atienden hoy a los nietos de aquellos que fueron ayer objeto de su atención y por idénticas causas. Es un hecho constatado que quienes padecen precariedad escasearon de lo más básico durante su infancia. Será el modo en que hemos afrontado la crisis respecto de los más vulnerables y a costa de recortar en educación, salud y servicios sociales, soportes esenciales en los que se apoya el Pleno desarrollo de las personas, lo que nos ha conducido a convertir en mito la igualdad de oportunidades y en aspiración la movilidad social. Vivimos en el cuarto país más desigual de la UE. A pesar de la permanente disposición del gobierno a confundirnos con datos relativos al crecimiento económico y a la generación empleo, la pobreza existe en España y, además, se hereda. Es eso lo que afirma el último informe de la Fundación Foesa.
La falta de recursos económicos en el hogar de origen impide a los hijos cubrir las más elementales necesidades y les estanca en el ámbito familiar y del barrio para poder compartir los escasos bienes disponibles. Ello limita su capacidad de movilidad y empobrece las relaciones interpersonales. La carencia de formación de los padres dificulta, por otro lado, el éxito escolar y la capacitación profesional de la que depende su inserción sociolaboral. Así, la existencia de dificultades económicas, el bajo o nulo nivel formativo de los progenitores y el desempleo, además de la falta de expectativas transmitidas a los hijos y la ausencia de redes de apoyo atrapa inexorablemente a las familias en una espiral de pobreza y exclusión social. El informe defiende consolidar una política de actuación encaminada a impedir la transmisión de la pobreza que tenga en cuenta todos los factores a los que se vincula.
La educación de los niños no puede estar supeditada solo a la capacidad económica y al estímulo de los padres, sino que se han de garantizar unos mínimos. La inversión en educación tiene un carácter preventivo en la transmisión de la pobreza. Una educación caracterizada por la creación de un espacio inclusivo y de socialización, capaz de compensar las diferencias culturales y de bagaje experiencial. De promover valores cívicos y éticos. De reforzar el proceso educativo individualizado y favorecer el acceso a los niveles medio y superior. De detectar y abordar posibles situaciones de conflictos y/o malos tratos en el seno familiar. Debe garantizarse, al tiempo, la atención psicoeducativa de las familias y los menores desde los servicios sociales comunitarios, así como promover programas destinados a generar hábitos de vida y crianza saludables desde el sistema público de salud. Una adecuada política de vivienda debe combatir la reproducción de las situaciones de vulnerabilidad y exclusión. La conexión y vinculación entre las administraciones resulta fundamental para asegurar la calidad de la intervención y su eficacia.
Se trata no solo de facilitar servicios y prestaciones económicas a las familias sino de garantizar que éstas se incluyan en un contexto de intervención comunitaria. La ayuda ha de conllevar la aceptación de un itinerario personalizado de promoción individual y familiar donde, además de admitir el acompañamiento de los profesionales, los perceptores se conviertan en actores de su proceso de superación. Sujetos responsables, activos e implicados en la modificación de las situaciones que les afectan. Con criterio y capacidad de aportar soluciones desde la reflexión compartida. Si somos capaces de empujar en la dirección apropiada es posible convertir las carencias y el sufrimiento de muchas familias en una oportunidad para el cambio positivo.