Nandi Migueles
La pescadilla enroscada
El Carnaval no es solo diversión y cachondeo. Hay mucho trabajo y por consiguiente muchos trabajadores y empresas detrás de todo ello
Otro año con la misma historia. Ya pueden estar gobernando en nuestro consistorio los partidarios de Doña Cuaresma y de recortes sociales, que los modernos acérrimos de Don Carnal con sus ideas originales y verdaderas., que todos hacen lo mismo, pagar tarde y mal. Aún guardo con anhelo el recuerdo de cuando en el mismo homenaje a los comparsistas e inmediatamente a la entrega de los trofeos correspondientes, por cierto con un almuerzo de categoría incluido, se hacían los pagos en cheques a cada agrupación premiada en una mesita aledaña al escenario firmando el correspondiente recibo reglamentario.
Qué tiempos aquellos en donde los abonos de las subvenciones de los carruseles se hacían a no más tardar de un mes al finalizar las fiestas. Eran otros tiempos. Muchos pensaran que cómo puedo reclamar que se nos abonen en tiempo y forma lo que se nos debe, habiendo entidades y sucesos más prioritarios en nuestra ciudad que necesitan ser atendidas con mayor urgencia que una fiesta tan banal como es el carnaval. Llevamos más de dos meses intentando calmar a nuestros artesanos y encargados de llevar cada año a la escena nuestras obras carnavalescas. Ellos quieren cobrar también. Tienen familias que mantener y muchos acreedores. Ellos han pedido con anterioridad el material necesario a empresas que a su vez le reclaman que les paguen. Maderas, pinturas, telas, plásticos, cartón, herramientas, luz, agua, alquiler, nóminas, cargas sociales, impuestos, etc. A la costurera le reclama el de la tienda las compras que le fío, ésta a su vez quieren cobrar también y le reclaman insistentemente a la dueña del taller el dinero por su trabajo, a su vez la dueña del taller le solicita al artesano que le pague por su trabajo porque a su vez le reclaman los proveedores del material de costura. Así unos por otros, nadie resultan conforme con la explicación o excusa que se le da por parte del requerido para definir qué causas suceden para no poder hacer efectivas las deudas. Es la pescadilla que se muerde la cola.
El carnaval no es solo diversión y cachondeo. Hay mucho trabajo y por consiguiente muchos trabajadores y empresas detrás de todo ello. Existe mucha gente que cada vez que nombra al carnaval lo hace en un tono despectivo, como si fuese una actividad o hobby de segunda fila o de menor categoría. El carnaval revierte mucho dinero a la capital y a su provincia y por consiguiente a muchos trabajadores, autónomos y empresas que quedan vinculados a éste de una forma profesional. Es fácil para el que lo ve desde afuera comentar que no es tan importante y que no pasa nada porque se cobre mal y tarde, pero la realidad es bien distinta. Los carnavaleros tenemos que aguantar a diario los chaparrones de nuestros artesanos, nuestros sastres y costureras, tractoristas, proveedores del catering, imprentas, técnicos de sonido y grabación, asesores fiscales, transportistas, bancos, etc., reclamándonos su dinero con toda la razón.
Aunque el carnaval nos parezca tan divertido y tan alegre también produce muchas tristezas y penurias. Hay muchísimas personas que dependen de esta fiesta para mantener a su familia durante el resto del año. Que nadie se altere porque reclamemos lo que es nuestro, porque ese dinero tendrá como destino en su gran mayoría, el mantener a muchos de sus paisanos y empresas de nuestra provincia.
El amor a la fiesta no lleva implícito que tengamos que hacerlo por amor al arte.
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