Ernesto Pérez Vera

A pesar del gobierno

Por cosa de la pandemia, los vigilantes de seguridad empezaran a caerte bien, dejándolos de mirar ya por encima del hombro, solo porque a tu madre uno de estos le proporcionó unos guantes profilácticos al acceder al supermercado

Vaya china nos ha tocado esta primavera. Menudo nuevo modo de vida nos está tocando vivir. Quién nos lo hubiera dicho en enero, ¡el Día de los Reyes Magos! ¡No veas qué regalito! ¿Pero y si toda esta desgracia que el Covid-19 está sembrando ... en nuestras ciudades nos ayuda, una vez que los humanos ganemos la batalla biológica, a estimar más, pero sobre todo mejor, el estado del bienestar del que disfrutamos en España desde hace décadas, aunque hace un mes rajáramos de él? ¿Y si tanta penuria terminara haciéndonos hasta valorar positivamente incluso los peores y más odiosos aspectos de nuestros desempeños laborales diarios? Imagina que podrías acabar adorando a los profesionales del sector sanitario, a los de las batas blancas, pese a que infinidad de veces te han citado a una hora en su consulta haciéndote esperar infinitos cuartos de hora, ganándose así tu desafecto público en las redes sociales, en los mentideros de barrio y en las tertulias cafeteras.

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