Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN
Perdón tantas veces como haga falta
En los últimos años, no pocas veces hemos dejado de ser notarios de la actualidad para ser jueces de la Inquisición
Antonio Peña es médico en su pueblo. Y tiene fama de ser de los buenos. Antonio Peña, hace unos meses, además de médico, era el alcalde de ese pueblo. De Chipiona. Pero dejó de serlo el 11 de octubre. Dimitió porque se negó a firmar la orden de derribo de 29 viviendas ilegales. Era un asunto ‘heredado’ de su antecesor en el cargo. Y antes que tener que explicarle a un paciente en su propia consulta porqué había echado abajo su casa, prefirió renunciar a su cargo.
Ocurre que en aquel momento, además, estaba siendo investigado por el denominado ‘caso uniformes’ , del que esta semana hemos conocido la sentencia. Y Antonio Peña ha sido absuelto. No hizo nada ilegal. Su expediente político y personal está limpio como una patena. Pero ha pagado su paso por la política.
En el río revuelto de su dimisión, la oposición quiso ‘enmierdar’. Usar el hecho de ser investigado como arma arrojadiza. Condenarle socialmente. Y los medios de comunicación, incluida LA VOZ, colaboramos a ello. Como tantas otras veces y tantos otros medios. Como con Mónica González, ex concejala de Puerto Real que tuvo que abandonar su cargo, su ilusión de servir a su municipio, por una acusación previa a su llegada al Ayuntamiento que a la postre también se demostró falsa. Pero para Mónica y Antonio hay un antes y un después. Sus nombres están limpios . Su honradez, fuera de toda duda. Pero el calvario vivido queda para ellos y sus familias.
Por eso, en la parte que nos toca, no queda otra que pedir perdón. Reconocer que en nuestra obsesión por intentar arrojar luz, por ser inflexibles ante la corrupción, no fuimos todo lo estrictos que debimos. Perdimos de vista que en asuntos así hay que ceñirse exclusivamente a los hechos y no hacer juicios de valor. Nosotros y la totalidad del resto de medios. Ni uno solo se libra.
En los últimos años, no pocas veces hemos dejado de ser notarios de la actualidad para ser jueces de la Inquisición. Hemos entrado en el juego de los políticos, que filtran papeles, sentencias, escritos de acusación a su antojo para dañar al rival. En muchos casos, nuestra labor ha sido útil. Qué duda cabe. Si no fuera por la prensa, no llegarían a las salas de los juzgados ni la mitad de los asuntos que hoy se investigan. Pero a cambio, hemos dejado a muchas Ritas Barberás por el camino. Da igual el partido al que pertenezcan.
En este caso hay víctimas y verdugos de todos los colores. Acusados en falso y filtradores azules, rojos, morados o naranjas. Antonio es del PP. Mónica es de Podemos. A ninguno de ellos conozco personalmente. A los dos les reitero nuestras disculpas. Aunque si mañana llegan a nuestras manos nuevos papeles de nuevos políticos investigados por la Justicia y la noticia está debidamente contrastada, la publicaremos.
Intentaremos hacerlo con la mayor pulcritud. Como casi siempre, aunque a veces patinemos. Es nuestro trabajo. Nuestro servicio a la sociedad. Y si salen absueltos, también les pediremos perdón. Las veces que haga falta.