Ignacio Moreno Bustamante

Pena de España

El actual secretario general del PSOE pasará a la historia como un político anodino, ruin incluso

Ignacio Moreno Bustamante

Muchos lo vivieron. Otros muchos eran –éramos– muy pequeños y nos fuimos enterando después. Por nuestros mayores y por reportajes de televisión. Y otros muchísimos –los más jóvenes– no sabrán ni de qué hablo. Es lo que tiene el paso del tiempo, un pésimo sistema educativo y la falta de interés por nuestra propia historia. Pero en febrero de 1977 –hace casi 40 años ya– dos políticos entonces antagónicos y hoy unidos por su grandeza histórica, se reunían en una casa de campo de las afueras de Madrid. Sus nombres: Adolfo Suárez y Santiago Carrillo. Ya saben, aquel famoso encuentro en el que se fumaron un cartón de tabaco antes de sentar las bases de un acuerdo que resultó fundamental para el futuro de este país: la legalización del PCE. Entonces sí que era casi imposible llegar a puntos de encuentro comunes. Había que superar una guerra, una postguerra, una dictadura, muertes, exilios... Tanto Suárez como Carrillo hubieron de pelearse con los suyos y con los contrarios, tuvieron que tragarse sus propias convicciones y enterrar sus odios y rencores. Y lo consiguieron. Porque ambos tenían un objetivo común, que no era otro que construir una España mejor que la que ellos habían conocido. Y desde luego que lo consiguieron. Altura de miras se llama.

Hoy, casi cuatro décadas después, la coyuntura de España es infinitamente mejor que entonces. Con nuestra crisis, nuestra corrupción, nuestros catalanes dando la tabarra... nada de eso es comparable a lo de entonces. Sin embargo, el gran problema son nuestros políticos. Su nivel. Su pésimo nivel. Su nulo sentido de la responsabilidad. No todos por igual, obviamente, aunque comparados con sus predecesores todos suspenden de largo. Mariano Rajoy se ha desvelado como un gran gestor desde el punto de vista de la economía. De eso no cabe duda y, en estos tiempos, es y debe ser su principal cometido. Si funciona la economía, si hay empleo y riqueza, todo lo demás es mucho más llevadero. Y lo cierto es que España aún no está bien, ni de lejos, pero empieza a recuperarse. Sin embargo, al actual presidente en funciones le ha faltado firmeza ante la corrupción. O sobrado decisiones como la de ayer con el ex ministro Soria. Y lo está pagando. Fundamentalmente porque le ha dado a Pedro Sánchez la excusa para mostrarnos en todo su esplendor su mediocridad, su egocentrismo, su cortedad intelectual. El actual secretario general del PSOE pasará a la historia como un político anodino, ruin incluso. Aunque el daño ya estará hecho. Y junto a ellos, protagonizando también este momento histórico de España, Albert Rivera, que no deja de ser un niñatillo al que le queda mucho por recorrer y Pablo Iglesias, el bufón de la corte. El que tiene que recurrir a los gritos para que se le escuche, porque sólo aporta estupidez e histrionismo. Si Suárez y Carrillo levantaran la cabeza...

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios