El peligro de morir de éxito con el turismo
El galardón que ha recibido Chiclana por su gestión del sector turístico muestra que uno de los caminos debe ser huir de la masificación
La fórmula ‘morir de éxito’ es más que una frase vacía. Lo hemos visto en cantantes, actores, futbolistas... y en destinos turísticos. Cuando se asciende rápidamente en la senda del triunfo se corre el riesgo de quedar ahogado y ya no hay marcha atrás. En ... la provincia de Cádiz hemos sorteado durante décadas el fantasma de la sobreexplotación turística, de la masificación que busca dar el sablazo al turista a cambio de toneladas de sol y litros de sangría. Antes, durante y después de la crisis se ha optado por un modelo amigable, integrador, que hace del turista un valor y no sólo un billete con calcetines bajo las sandalias.
Sólo hay que mirar el caso de Chiclana, premiada como ‘Destino Turístico de Excelencia’. En sus playas es común ver a turistas alemanes y británicos junto con visitantes del resto de España. Incluso es un destino buscado por los vecinos de la Bahía de Cádiz. La fórmula del éxito chiclanera ha sido, precisamente, poder ser accesible e integradora para todos.
La noticia de la distinción a Chiclana se ha conocido el mismo día en que nuestra compañera Nuria Agrafojo publica una información sobre cómo está subiendo el precio de los alquileres turísticos en la costa de Cádiz. Pese a que el incremento de precios ha sido menor que en otros destinos de España, nuestra costa está entre las zonas turísticas más caras del país. La gran demanda existente, superior en muchos casos a la oferta, ha provocado el lógico ascenso de precios y ha convertido determinadas zonas en lugares prohibitivos para los veraneantes.
Como provincia, no deberíamos perder el foco de que debemos conservar esa identidad turística que nos ha hecho uno de los lugares preferidos para españoles y foráneos, esa combinación de destino popular y de calidad, con una oferta de lujo y para todos los públicos. Renunciar a eso sería dejar atrás la característica que hace conocida a Cádiz dentro de un mercado que es tan competitivo como implacable. Ya hemos visto lo que sucede con destinos que pierden su identidad y dejan atrás al público local. No nos lo podemos permitir. El éxito de Cádiz debe ser seguir estando viva y derramando alegría.