OPINIÓN
Peleas de patio de colegio
El espectáculo ofrecido por algunos partidos en la confección de las listas electorales cuestiona el rigor de la candidatura
La elaboración de las listas electorales constituye uno de los momentos de mayor tensión dentro de los aparatos políticos. Resulta difícil mantener el equilibrio, pero otra cosa bien distinta es que la confrontación trascienda de lo político a lo personal. La lucha de poder y ... la necesidad de colocar en los puestos de salida a las distintas corrientes de un partido han terminado por desacreditar a la propia candidatura. El espectáculo ofrecido en el último mes por Ciudadanos en la provincia de Cádiz revela, por un lado, la ausencia de sintonía entre algunas direcciones locales con la dirección territorial. La formación naranja se ha quedado sin representación para las próximas municipales en la localidad de Tarifa. Las discrepancias surgidas entre los cinco primeros miembros de la candidatura han llevado a darse de baja ante la Junta Electoral Central antes de que comience la campaña. No es el único caso. Las diferencias entre los órganos de dirección y los afiliados de base también se han cobrado una importante factura en Cádiz capital, donde sus dos concejales, Juan Manuel Pérez Dorado y María Fernández Trujillo, han pasado al grupo de los no adscritos del Ayuntamiento tras comprobar que la candidatura de Ciudadanos en Cádiz se elaboró sin contar directamente con ellos. El último episodio se ha vivido en El Puerto, donde su cabeza de lista, el empresario Curro Martínez, ha presentado oficialmente la lista naranja sin más de la mitad de sus integrantes. El origen de la ausencia no es otro que las discrepancias surgidas en el seno de la formación naranja a la hora de colocar los nombres de los puestos de salida. En las pasadas elecciones Generales la lista del PSOE en Cádiz también fue noticia a raíz del pulso que mantuvo la dirección de Ferraz, en Madrid, con la dirección regional, en Sevilla. Los socialistas gaditanos habían elaborado una candidatura a imagen y semejanza del ‘susanismo’ andaluz, mientras que Madrid se vio obligada a tomar cartas en el asunto y cambiar a la mayoría de sus miembros por socialistas gaditanos, pero de la cuerda del ‘sanchismo’. De hecho, una de las imposiciones de Madrid fue el cabeza de cartel, el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska. La victoria en las urnas les ha otorgado la paz social, pero un nuevo descalabro hubiera sido fatídico ya que habría ahondado aún más la brecha abierta entre Madrid y Sevilla o, lo que es lo mismo, entre ‘sanchistas’ y ‘susanistas’.