OPINIÓN
Los Pedro Sánchez
Uno de esos Pedro Sánchez, al que conocen familiarmente como ‘noesnó’ dinamitó el PSOE por no querer abstenerse y permitir investidura de Rajoy y el otro pactó con Bildu para investirse a él mismo
El otro día me crucé conmigo. Debía de ser yo ese tipo que pasó escapando frente al espejo ahumado del armario del pasillo: poco pelo, muchos kilos, ojeras. Había ahí un señor que balbuceaba algo incomprensible y atropellado acerca de la situación política. No les ... diré qué nos dijimos ese y yo, pues los encuentros más íntimos son con uno, siempre que uno sea eso, uno, digo, y no varios. Si uno es más de uno, la cosa se complica.
Cuando se cruzan en Madrid toda la gente que hay dentro de Pedro Sánchez que se dedican a la política, montan una cena en un gallego de San Sebastián de los Reyes que borda la empanada de zamburiña y que abre unos comedores enormes para comuniones gitanas y para ellos.
Se les hace siempre tardísimo y se alargan los postres, pues de entre ellos han montado ya una tuna de Ingenieros y una chirigota. Sánchez son tantos que antes jugaban una liguilla de fútbol, pero ya no pueden por sus obligaciones. Algunos viajan mucho y andan todo el día de avión en avión, sobre todo el Pedro Sánchez líder internacional que vive en el Falcon con el rollo de la paz mundial y la unión de los pueblos. A este le reprochan los demás que no está ni a las celebraciones de Navidad.
El otro día lo pusieron a parir por andar en Cuba bailando la conga mientras a España le metían un gol con el Peñón. Entre los que están ahora mismo en boga y los que viven en el exilio, hay al menos un Pedro Sánchez en cada huso horario. Algunos de ellos se sorprendieron mucho cuando vieron ayer a Pedro Sánchez en el Pleno defendiendo la legalidad española y reconvertido en defensor del orden constitucional. Especialmente se reía el Sánchez del diálogo y el que vendió al ministro de Exteriores, el que quería no defender a Llarena y el que se cargó al Abogado del Estado por no querer bajarse de la calificación de rebelión para los independentistas. También el Pedro Sánchez que va a pedir a Torra que apoye sus presupuestos.
Hay mucha fiesta en Pedro Sánchez. Hay dos especialmente efervescentes a los que apodan los cuñados que cada vez que se ven, discuten. Uno de esos Pedro Sánchez, al que conocen familiarmente como ‘noesnó’ dinamitó el PSOE por no querer abstenerse y permitir investidura de Rajoy y el otro pactó con Bildu para investirse a él mismo. Hay siempre en este fregado un tercero que confunden con ‘noesnó’ a menudo y que es el Sánchez que pretende que ahora el PP vote sus presupuestos y que se quiere cargar a Susana Díaz. Este que tiene que presentar los presupuestos se sienta en la otra punta de la mesa del que tiene que poner encima de la mesa el 155 antes de las generales.
No sé quién es Sánchez en lo personal. Probablemente sea uno solo. Me consta que hablamos de un tipo que pelea por lo suyo, que sabe mirar y que en el fondo es frágil como un jarrón. En casa, Pedro Sánchez podría ser yo o usted. Acaso se vea alguna vez en un refilonazo fugitivo sobre el cristal ahumado del espejo del armario de pasillo y vea a ese tipo que somos todos, el hombre que se metió una vez en Twitter y escribió: «Esta noche, pizza en casa».
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