Patricia Gallardo - Semana Santa Cádiz 2022

La Mantilla

Una de esas cosas que se te quedan en el tintero, en ese cuaderno de las eternas cosas pendientes

La Asociación Cultural La Mantilla Gaditana. F.J.

Patricia Gallardo

Siempre quise salir de mantilla en Semana Santa, y por «h» o por «b» nunca he podido, es una de esas cosas que se te quedan en el tintero, en ese cuaderno de las eternas cosas pendientes. Una vez incluso me impuse una fecha; intentar ... salir antes de cumplir los cuarenta. Algo que por supuesto, se quedó en el intento. A decir verdad, como decía mi madre «tiene delito» el que no lo haya hecho ya, puesto que tengo en posesión una preciosa mantilla que me regalaron mi padre y mi tío, quien también es mi padrino, de una preciosa tienda de Málaga, así como una peina o peineta que me regaló mi cuñada. Sin embargo, nunca me hice con el vestido acorde al protocolo, negro unos centímetros por debajo de la rodilla y manga larga o tres cuartos. Esto me hace recordar cómo miraba, con la inocencia de la infancia, a las mantillas recorrer elegantemente las calles de la ciudad, sin ser consciente que había un código de vestimenta: Únicamente se puede vestir a partir de la mayoría de edad, de cierto es que nunca he visto a ninguna niña vestir mantilla negra, fuera de las representaciones de los colegios o de las claras unidas a las batas de cola de aquellas que son jóvenes folclóricas. El vestido negro como ya he comentado antes, debe tener la manga larga o semilarga, el escote tipo barco o a la caja, y excepcionalmente de pico si no se ve el «canalillo», de preferencia tradicional de terciopelo o crepé y nunca entero de encaje. La mantilla, de blonda o chantilly, se viste dejando la cara y el pelo despejados en Jueves Santo, y cubriendo la frente con la blonda unos dos o tres centímetros sobre la misma en Viernes Santo. El pelo irá recogido en un moño bajo para que se pueda colocar la peina y la mantilla correctamente y el maquillaje será suave y natural, nada recargado. En cuanto a las joyas, los pendientes siempre largos y una pequeña (y opcional) cadenita con una cruz o un colgante, ambos de plata. No obstante, la joya estrella de una Mantilla es el broche que sujeta la mantilla por detrás, un adorno imprescindible o como dicen en la jerga de la moda un must o must have (si están a liquindoi este es uno de los extranjerismos que no me importa usar) que ha de ser de plata u oro blanco. Las señoras mayores a veces llevan perlas. Y a todo esto se le une un bolso de mano y un rosario (opcional).

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