Patricia Mª Gallardo

Extranjerismos

Lo que me da coraje es que se usen palabras extranjeras para intentar colarnos realidades existentes de toda la vida como novedades exclusivas y rimbombantes

Patricia Mª Gallardo

Nunca me ha importado el uso de extranjerismos o barbarismos en la lengua, considero la lengua un ente vivo, que se va adaptando a las circunstancias que nos rodean, y que se acoplan a las reglas de uso del lenguaje en mayor o menor medida. ... No veo mal el uso de una palabra extranjera si no existe una que defina cierta realidad en nuestra propia lengua, como por ejemplo kimono, que es una prenda específica que puede tener similitud con otras, pero que no es lo mismo. O aquellas palabras que aun existiendo en nuestra lengua, las podamos usar como sinónimo o matiz de una que ya exista. Ya sea porque sea más fácil de usar, corta, o simplemente nos guste más como suena como podría ser el caso de parking frente a aparcamiento. Eso sí, lo que me da coraje, es decir rabia o enfado para los que no sean de la zona, es que se usen palabras extranjeras para intentar colarnos realidades existentes de toda la vida como novedades exclusivas y rimbombantes. Como son las palabras, esto siempre desde mi humilde opinión, batch cooking y coliving, esta última la dejaré un poco en barbecho de momento y daré mi impresión algunos párrafos más adelante.

El batch cooking podría traducirse y definirse como la técnica de cocinar por «lotes», es decir: cocinar varias comidas en una tarde por ejemplo, y congelarlas en fiambreras (en este caso; me gusta más cómo queda escrito fiambrera en vez de taper) para tener comida casera preparada para toda la semana. Esto que nos venden la revistas y webs de salud, cocina, bienestar y vida actual como la repanocha, es algo que han venido haciendo nuestras abuelas y madres (y digo abuelas y madres porque tradicionalmente eran ellas las que se encargaban de los menús, pero lo mismo me da qué miembro de la familia fuera el cocinillas) toda la vida. Sobre todo cuando se incorporaron al mundo laboral. Lo que se conoce como la previsión de la semana o el plan de comida, vaya. Así que al leer este término, me viene a la cabeza una frase que suele decir una personal a la que tengo gran estima: «La mili la inventaron los romanos y llevamos dos mil años dándole vueltas», o como decía mi abuela: «desde la rueda, está “to inventao”».

En cuanto al concepto de coliving, en un principio tengo entendido que es una forma de compartir casa haciendo comunes servicios, tales como cocina, baño, salas de estar etc. Lo que me recuerda mucho a la realidad vivida durante años en Cádiz con los patios de vecinos, o en Sevilla con los corrales de vecinos, y supongo que en muchos otros rincones de España desde finales del siglo xviii a mediados del siglo xx. Pero, en este caso, aunque me suene a ya «inventao», sí tiene otros matices que se ajustan a las nuevas necesidades inmobiliarias, que en este caso son unos clientes muy determinados: personas jóvenes con trabajos aceptables y sueldos no tanto que en grandes ciudades no disponen de espacios adecuados donde quedarse. Y por tanto, las inmobiliarias han tenido que sacar un nuevo producto que se adapte a esa nueva necesidad de mercado. Dentro del coliving entra también el poder vivir de manera fija en hoteles durante la temporada baja, siendo una manera de rentabilizar los mismos. Además el coliving fomenta las relaciones interpersonales y de amistad surgidas principalmente del coworking. Pero de este último concepto ya hablaré más profundamente otro día, no vaya a ser que no esté del todo «inventao» y meta la pata.

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