Pasividad municipal ante un problema ya casi crónico
El Ayuntamiento está obligado a buscar alternativas a las personas sin techo
Sin duda es un problema delicado y que no tiene fácil solución, pero el Ayuntamiento está obligado a encontrar una. No puede ser que determinados sitios de la capital de Cádiz, que son emblemáticos, estén en la actualidad ‘tomados’ por personas sin hogar, con el ... consiguiente perjuicio para vecinos y visitantes. La Plaza de las Tortugas, en pleno centro de la capital y uno de sus puntos neurálgicos en materia de transporte urbano; el Paseo de Santa Barbara, completamente reformado hace apenas unos años y actualmente en estado de absoluto abandono; las bóvedas de Santa Elena, sede del Museo del Títere; los bajos del Balneario de La Palma, en plena playa de La Caleta durante determinados meses... son algunos ejemplos de lugares de los que no pueden disfrutar los gaditanos ya que en los últimos años han sido ‘tomados’ literalmente por personas sin hogar sin que los responsables municipales hagan absolutamente nada al respecto.
La obligación del Consistorio gaditano es ofrecer a estas personas que viven durísimos momentos personales una alternativa más digna que pernoctar en las calles, con albergues con servicios que les permitan cubrir todas sus necesidades de alimentación, descanso e higiene personal. Alegan desde los servicios sociales que muchos de ellos no quieren acudir a los albergues que existen en la actualidad. Precisamente por ello hay que buscar soluciones consensuadas con otras administraciones, asociaciones y colectivos dedicados a su atención. Insistimos que no es un problema de fácil solución, pero no es de recibo es que en la ciudad se estén formando pequeños guetos mientras sus dirigentes hacen la vista gorda.
De hecho, empieza a ser un problema de seguridad ciudadana. Los propios sin techo están huyendo por ejemplo de asentamientos como el de Santa Barbara, donde se han vivido episodios de consumo y tráfico de drogas, peleas y agresiones. Muchos vecinos se quejan de las molestias y la inseguridad que se vive día a día. Pero nadie hace nada por remediarlo. Bien al contrario, esta pasividad municipal supone un efecto llamada que aumenta cada día el problema. Si hay verdadero interés y voluntad política, este asunto debería estar marcado ya como prioritario en la agenda de los integrantes del equipo de Gobierno. Pero no parece que sea el caso, por lo que el problema se hará crónico. Si no lo es ya.
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