OPINIÓN

Palabrerías

Parecía imposible pero los del verbo incendiario han venido para quedarse

¡No! No es verdad que las palabras se las lleve el viento, que lo que se dice sin ton ni son no cumpla su función de mensaje que germinará sabe Dios donde. Y menos cuando detrás de cada frase existe siempre una doble lectura, ... cuando en cada párrafo se puede esconder la perversión más traicionera. Cada vez que desde una tribuna alguien lanza arengas totalitarias nunca caen en tierra estéril. El abono que se disfraza detrás de cada extremismo y la demagogia contagiosa actúa de forma rápida cual abono de ‘Las habichuelas mágicas de Juan’.

Parecía imposible pero los del verbo incendiario han venido para quedarse. Ya no tenemos que mirar a otros países de la vieja Europa para ver con miedo como, con desparpajo, los movimientos radicales y de la ultraderecha campan por sus fueros. No nos sirven los espejos de Matteo Salvini ni de Marie Le Pen para avergonzarnos de nuestra propia miseria.

Ya han llegado, y sin apenas darnos cuenta. Y lo peor es que han entrado por Andalucía, tierra hospitalaria donde las haya, abierta y acogedora, que nunca ha despreciado al diferente. Esta invasión mísera viene a cercenar derechos. El adoctrinamiento casposo y reaccionario ha calado en una sociedad desencantada y desengañada, en la que la desesperación termina por contagiar a un futuro incierto en el que el miedo se expande como mancha gris pegajosa como en la novela ‘Momo’ de Michael Ende.

Lo del pasado octubre en Vista Alegre (Madrid) no fue un simple espejismo. Los eruditos del Centro de Investigaciones Sociológicas y los grandes popes de las encuestas a pie de urnas han fracasado estrepitosamente. Hablar de estadísticas cuando los sentimientos y los temores están a flor de piel se vuelve irrisorio. Con la sorna más disimulada nos lleva al fracaso más predictivo. Que una formación claramente xenófoba, antifeminista, homófoba, negacionista con todo lo que suene a libertades y recortadora de cualquier tipo de derechos haya conseguido tanto apoyo nos debe hacer reflexionar hacia dónde vamos, o mejor a donde nos llevan.

Y para poner cordura en esta ciénaga aparece el personajillo Quim Torra con su propuesta de llamada a la lucha armada, tomando como ejemplo el caso de Eslovenia en su Guerra de los Diez Días por la que consiguió independizarse de Yugoslavia. Nada de Guerra de Los Balcanes, nuestra cordillera será Los Pirineos. Todavía está por dilucidar qué lado acabará poniendo más muertos.

No seamos cómplices ni por asentimiento ni por pasividad. Nada es una metáfora, todo lo que se proclama a los cuatro vientos tiene su sentido y su por qué. El miedo a que después de 40 años volvamos a las andadas es real, no es una ficción. Se vuelve a abrir la herida de las dos Españas que helaron el corazón de Machado.

«Cada vez que un hombre en el mundo es encadenado, nosotros estamos encadenados a él. La Libertad debe ser para todos o para nadie». Albert Camus.

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