El Apunte
Palabras utópicas
Desde hace un año, muchos gaditanos están comprobando, muchos en sus propias carnes, cómo se incumplen las promesas de su alcalde
Durante el segundo intento de investidura de Mariano Rajoy celebrado ayer en el Congreso de los Diputados, uno de los principales reproches que le hicieron al candidato del Partido Popular desde la oposición fue que durante la anterior legislatura no había cumplido sus promesas electorales. Citó como ejemplo Pedro Sánchez, al margen de la consabida corrupción, el tema de la subida de impuestos. Rajoy –y su ministro de Economía– han explicado por activa y por pasiva que dicha subida se debió al estado de las cuentas que se encontraron al llegar en 2011, mucho más mermadas de lo que preveían.
Con esta argumentación se podrá estar más o menos de acuerdo. Y a tenor de los resultados de los populares en las dos últimas elecciones, un buen número de votantes no lo estaban, por lo que su respaldo en las urnas bajó. Pero al menos es una argumentación lógica que entra en el devenir de la normalidad política en cualquier país democrático.
En Cádiz, sin embargo, asistimos desde hace un año al incumplimiento continuado de las promesas que su actual alcalde realizó en diversos mítines y declaraciones públicas. Simplemente porque desde ese momento ya se sabía que no eran sino utópicas. Quien más quien menos –o al menos sus 18.000 votantes– se formó la idea de que si José María González llegaba a la alcaldía de San Juan de Dios volverían a Cádiz todos aquellos que tuvieron que «buscarse la vida» en otros lugares, que se acabarían los desahucios, que todos los gaditanos tendrían un empleo y una vivienda. Todo ello aderezado con coplas de carnaval.
Sin embargo, la realidad es muy tozuda y el simple paso del tiempo deja claro que prometer la luna es fácil. Cumplir la promesa es otra cosa. Y más con las políticas populistas, utópicas y alejadas de la lógica democrática que promulga Podemos.
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