Julio Malo de Molina
Palabras de buda
Ahora nos cuentan que los indicadores macroeconómicos han mejorado a causa de la baja del precio del petróleo, pero la gente cada vez vive peor
Gautama el Buda explicaba sus pensamientos bajo el árbol del pan: aconsejaba liberarnos de nuestras penalidades, deseos y pulsiones, para así alcanzar un estado de paz interior y de plenitud espiritual que llamaba ‘Nirvana’. Un día algunos preguntaron: «¿Cómo es ese Nirvana? Explícanos si se trata de un lugar bueno y alegre y si en él podremos disfrutar de placeres y de bienes», Buda calló largo rato y luego dijo: «No tengo ninguna respuesta para esa pregunta». A la noche cuando se encontraba ya solo con sus discípulos narró la siguiente parábola: «No hace mucho vi una casa que ardía. Su techo era ya pasto de las llamas. Observé que aún quedaba gente en su interior y les alerté que salieran rápidamente. Pero no parecían tener prisa y con las cejas ya chamuscadas preguntaron qué tiempo hacía fuera, y si había otras casas y otras cosas parecidas. Pensé que esa pobre gente se quemaría antes de acabar con sus dudas. Verdaderamente hermanos a quien el suelo no le queme en los pies hasta el punto de desear cambiar de sitio, nada tengo que decirles.» Bertolt Brecht recoge en 1939 esta enseñanza budista en su libro ‘Historias del Almanaque’; corrían los tiempos difíciles y convulsos previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto puede entenderse que el poeta y dramaturgo alemán perseguido por los nazis concluyera: «A quienes aún preguntan qué será de sus huchas y de sus pantalones domingueros después de una revolución, a ésos poco tenemos qué decirles».
Recordando la ancestral prédica y los consejos más terrenales de Bertolt Brecht, nosotros también podemos pensar en quienes han sufrido tantos años de: mentiras, precariedades, desprotección, recorte de servicios, desahucios, embargos, estafas, y robos para beneficio de unos pocos a costa de sufrimientos para la mayoría; y el contumaz desprecio por los derechos de la gente. Todo ello y más, a causa de desaciertos de los políticos de la Transición posfranquista, y de los desmanes del Poder Financiero. Ahora nos cuentan que los indicadores macroeconómicos han mejorado a causa de la baja del precio del petróleo, pero la gente cada vez vive peor. Conociendo esto hay personas a las cuales aún no les arde el suelo que pisan y se preguntan cómo será el cambio que se espera, a ellos nada podemos decirles.
Sidarta Gautama llamado Buda o ‘El Iluminado’ vivió en la república indostánica de Sakia durante el siglo VI antes de nuestra era, el budismo es hoy una de las formas de espiritualidad más extendida por todo el mundo, basada en la renuncia, la meditación, la armonía con la naturaleza y la paz. A diferencia de otras creencias no se contiene en textos canónicos ni establece dogmas, además admite el sincretismo y su práctica es compatible con otras creencias. En España hay comunidades budistas que junto a fieles de otras muchas religiones esperan la recuperación del Estado laico, asignatura pendiente de nuestro ordenamiento constitucional como tantas otras. Parece previsible que tras las próximas elecciones vuelva un legislativo con mayoría de diputados favorables a un cambio sustancial de la Constitución. Contra lo que dicen algunos e incluso utilizan en campaña, no ha venido mal este periodo de espera con un parlamento plural y vivo, sin mayorías aplastantes ni gobierno a golpe de decretos. Las encuestas anuncian un resultado semejante ya con mayor madurez tras las nuevas elecciones, una España mejor es posible porque a muchos nos abrasa el suelo que pisamos.
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