El Apunte

Otra forma de hacer turismo

La visita a las factorías de Cádiz se impone como complemento o alternativa a la oferta de ocio

La Voz de Cádiz

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El periodista Carlos Herrera, ahora en la Cadena Cope, es un ferviente seguidor y defensor del turismo industrial y lo practica cada verano durante sus vacaciones. Herrera es de esas personas que dedica parte de su tiempo libre a la visita de los polígonos industriales que pueblan los extrarradios de nuestro país y de contarlo luego a su regreso en el programa matinal de Herrera en la Onda. A simple vista parece una afición aburrida, pero el locutor asegura que es todo lo contrario. Cada polígono es un universo y en cada uno de ellos se aloja la seña de identidad de la economía española. Investigación, desarrollo y esfuerzo empresarial combinado con una fuerte inyección de historia, talento y tradición.

Herrera revela a la vuelta de su descanso la riqueza agrícola que corona a los polígonos de Alicante y Murcia, amén del potencial vinícola que destilan las comarcas de Valladolid y Logroño. Este puede ser el mejor ejemplo para descubrir un nuevo turismo que es distinto al de sol y playa pero que puede llegar a ser complementario. Esta es la idea que ha llevado a la Cámara de Comercio de Cádiz a impulsar una guía sobre el turismo industrial en nuestra provincia. Para ello ha buscado la alianza de la Junta de Andalucía, que ha dado forma al folleto y a su promoción, y ha logrado la complicidad de unas 70 empresas para que abran sus puertas al público. Se trata de exportar, y nunca mejor dicho, el potencial industrial que atesora la provincia para darlo a conocer. El delegado provincial de Cultura, Daniel Moreno, reconoce que Cádiz cuenta con unas 4.000 empresas que podrían abrir sus instalaciones al público. La apertura de los centros de trabajo para dar a conocer su actividad no es algo nuevo. Las bodegas del Marco de Jerez fueron los primeros centros que abrieron sus puertas al público para difundir los secretos del vino. Esta iniciativa les ha permitido crear una fuente de ingresos extraordinaria que, además, se nutre de la venta de ‘merchandising’. Cádiz no podía dejar pasar la oportunidad de apostar por el turismo industrial. La Bahía, por ejemplo, cuenta con potencial suficiente como para ofrecer una alternativa. De hecho, Navantia, con el Museo del Dique de Matagorda, y Airbus, con la planta de Puerto Real, donde se fabrican los timones de altura y los estabilizadores de varios modelos de avión, se han adherido a esta iniciativa. No son las únicas. La variedad es amplia. Así, el público puede disfrutar con visitas al Museo del Atún de almadraba, en Barbate, y a las nuevas empresas de cerveza artesanal, entre otras.

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