Antonio Ares Camerino - OPINIÓN
Otra efeméride
Un Congreso Iberoamericano, las desacralización del Oratorio de San Felipe Neri y dos monumentos maravillosos que quedarán para la posteridad
En Cádiz no ganamos para celebraciones. No sólo están las que tienen que ver con el mundo del Carnaval, de las cofradías o del Cádiz Club de Futbol, sino las que conmemoran efemérides señaladas. Durante el Bicentenario de la Constitución de 1812 se pudo demostrar que cuando la ciudadanía quiere, y las Administraciones están por la labor, se consiguen grandes retos. ¿O no? Un Congreso Iberoamericano, las desacralización del Oratorio de San Felipe Neri y dos monumentos maravillosos que quedarán para la posteridad, ‘Queca’ y ‘Queco’, han cambiado la fisonomía de nuestra ciudad. ¿O no? Se volvió a demostrar que la coordinación de los estamentos públicos en pro del bien de la ciudadanía y la unión de la sociedad civil son capaces de conseguir lo que se propongan. ¿O no?
Estamos a las puertas de una nueva efemérides, si cabe más importante que la del Doce, que al fin y al cabo sólo fue un bello sueño de igualdad, fraternidad y libertad derogado por el absolutismo del Deseado. El Tricentenario del Traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717 supuso el espaldarazo socioeconómico para nuestra ciudad en el siglo XVIII. Después todo sería decadencia. Por Real Orden de 12 de mayo de 1717, Felipe V decidió dicho traslado al puerto gaditano. Sin el impulso y el tesón del Almirante Andrés Pez, gaditano curtido en la navegación transoceánica y Gobernador del Consejo de Indias, hubiese sido imposible tal cambio. A este insigne e ilustre gaditano sólo lo recordamos en nuestro callejero con una calle de apenas veinte metros, sin portal alguno, en el barrio de Santa María.
La Bahía Gaditana se convirtió en el centro del comercio marítimo mundial con el continente americano y Filipinas. La grana, el cobre, el añil, el estaño, las manufacturas textiles, el vino, el aceite, el cacao, los metales preciosos y el tabaco fueron objetos de intercambio en un comercio pujante.
Al principio, la Casa de Contratación estuvo en un edificio arrendado al conde de Alcudia en la plaza de San Agustín. A mediados de siglo y coincidiendo con la reconstrucción del recinto amurallado, se construyó un gran edificio que albergaría a la Aduana, el Consulado y la Casa de Contratación, el actual Palacio de la Diputación Provincial. El esplendor hizo que en este territorio se forjaran estamentos ilustres, la Escuela de Guardias Marinas, el Observatorio de la Armada, el Real Colegio de Cirugía de la Armada, el astillero de La Carraca, y que desde aquí partieran expediciones al mas puro estilo de la Sociedades Científicas de la Royal Geographical Society y la Academia de París como la de Jorge Juan y Antonio Ulloa.
Como ocurrió con la conmemoración de la Batalla de Trafalgar, como sucedió con el Bicentenario del Doce, la primera institución gaditana que se ha pronunciado para organizar, como se merece, este Tricentenario ha sido el Ateneo Literario, Artístico y Científico. Propuestas concretas para conocer una de las épocas de mayor esplendor de nuestra ciudad y con el objetivo de servir como acicate para el gran cambio que precisa no sólo la ciudad sino la sociedad gaditana.