LA VOZ DE CÁDIZ - EL APUNTE
Orgullo y futuro de la Bahía
La plataforma salida ayer de Navantia es un sello de prestigio para el sector y la comarca
Que la industria naval, la ingeniería con sede en la Bahía de Cádiz, sea capaz de producir y enviar una plataforma eólica que funcionará en aguas alemanas del mar Báltico debe suponer, sin añadir más datos, un motivo de orgullo y un sello de prestigio que coloca a este sector en la vanguardia europea. Si no lo estuviera, no le encargarían ese tipo de trabajos. El silogismo resulta bastante simple. El hecho de que gigantes como Iberdrola adjudicaran a Navantia, hace justo dos años, el gigantesco transformador eléctrico y la enorme estructura que lo sostiene es la mejor campaña publicitaria para las empresas que trabajan en esta parte del mundo, es el mejor discurso sobre su capacidad y su potencial. No hay mejor forma de favorecer que este tipo de inversiones (en este caso, de 160 millones de euros) vuelvan a crear trabajo y progreso en una comarca sedienta de industria, de realidades laborales. Han sido 600.000 horas de trabajo directo, con momentos en los que han trabajado 500 personas a la vez. Los 350 kilovatios de energía limpia capaz de cubrir las necesidades eléctricas de casi 350.000 hogares en Alemania. El parque eólico marino Wikinger que ayer salió de Puerto Real producirá alrededor de 350 kilovatios gracias a 70 aerogeneradores, se evitará la emisión a la atmósfera de alrededor de 600.000 toneladas de dióxido de carbono al año.
De esta forma, este tremendo proyecto de alma gaditana no sólo es vanguardia técnica e industrial, también supone un avance ecológico que podría convertirse en una esperanza para sociedades y territorios lastrados por la contaminación y el desgaste de los combustibles fósiles. El contrato con Iberdrola cimenta la diversificación del negocio de Navantia. A la construcción de buques se suma la de este tipo de gigantes. Ya han nacido varios en la Bahía. Las reparaciones de buques diversos, con especial protagonismo de los cruceros, es otra línea de negocio. De Disney Cruise Line a Pullmantur confían una y otra vez en el astillero de Cádiz.
Sumadas todas esas patas, parece crecer la firmeza de un sector naval que estuvo lastrado por los cambios socioeconómicos que trajo la globalización. Ahora se compite con el mundo pero, por lo visto ayer, hay opciones de ganar más de un duelos por el futuro.