EL APUNTE

Las opacas paredes de cristal

La cacareada transparencia municipal se ha evaporado al poco tiempo de su anuncio

Hace ya casi cuatro años, el alcalde de Cádiz no se cansó de repetir –durante la última campaña electoral para unas elecciones municipales– una serie de máximas que, con el tiempo, se le están volviendo en contra.

Hablaba, entonces, José María González Santos –hasta la ... saciedad– de remunicipalizar empresas, de reconquistar servicios públicos que a su entender se habían prostituido y hasta la fecha, todo ha quedado en la recuperación de labores en las playas, tanto de limpieza como de salvamento y socorrismo. Se abrieron los montes, o las olas en este caso, y parieron ese ratón. Proclamó a los cuatro vientos que iba a acabar con los desahucios en la ciudad y tras los iniciales fuegos artificiales no se han tenido más noticias de los ordenados por las distintas instancias judiciales. Abanderó la lucha contra el hambre infantil como si en la capital gaditana hubiese una especie de epidemia de hambruna que tan solo existía en su interesado imaginario político. Al cabo, los comedores escolares atienden ahora –como antes de su llegada al cargo– a los mismos niños con las mismas necesidades, más sociales que nutricionales.

Otra de sus expresiones más repetidas fue la de convertir los muros del Ayuntamiento en paredes de cristal gracias a los cuales los ciudadanos tuvieran conocimiento de todos y cada uno de los pasos que allí se fueran dando. Para presumir de «transparencia», llegó a proponer incluso que, a la hora de negociar con el PSOE su proclamación, se hiciera en una asamblea a la que todo el que quisiera tuviese libre acceso. No fue así. Su idilio con los socialistas terminó como el rosario de la aurora una vez conseguido que le dieran el bastón de mando. De aquella negociación ‘opaca’ salió el acuerdo entre Podemos y PSOE para arrebatar el bastón de mando a Teófila Martínez.

Lo que sí resulta evidente es que la transparencia y esas paredes de cristal de las que tanto presumió el alcalde para alcanzar su objetivo dejaron de serlo en el momento en el que llegó al poder. Ahí sus principios «irrenunciables» se desvanecieron. La prueba es que casi cuatro años después, el cacareado portal de transparencia no incluye declaraciones de bienes y muchos de sus apartados están sin actualizar desde hace decenas de meses. Las paredes de cristal con las que el nuevo Gobierno local anunciaba transparencia se han llenado de humedad y no dejan ver nada.

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