OPINIÓN
Odisea de alquiler
Son muchos los que se han tenido que marchar a otras ciudades de la Bahía buscando un nuevo hogar
Hay un nuevo deporte en Cádiz. Una especie de bautismo de fuego para el gaditano que desea mantener su residencia en la ciudad: encontrar piso. Una odisea que, para muchos, termina convertida en una tragicomedia en la que se mezclan anécdotas y desazón. Y es ... que, realmente, conseguir un alquiler de larga duración (o una vivienda a buen precio de compra) en la zona está siendo cada vez más difícil .
Este periplo gaditano te puede llevar a ver desde palomares y partiditos en una cuarta gaditana (lo que viene siendo un sexto piso moderno) sin ascensor; un dúplex cuyo armario es un patio de luces («No se preocupe, aquí llueve poco», palabra de casero al preguntarle por la posibilidad de que la ropa se mojase); o habitáculos interiores en los que para abrir el frigorífico debías cerrar la cama, entre otras muchas anécdotas que darían para un libro completo. Y nada de ello por menos de 300 € al mes .
El resultado final es que son muchos los que se han tenido que marchar a otras ciudades de la bahía buscando un nuevo hogar. Nadie puede negar que Cádiz lleva perdiendo población desde hace años. Aunque es ahora cuando algunas asociaciones han encontrado las razones de esta despoblación: el turismo. Algo que parece haber ido calando en la sociedad gaditana para atacar a este tipo de negocios convirtiéndole en los culpables de todos nuestros males. Pero eso es mirar la uña del dedo cuando nos señalan la luna. Sobre todo, si se niegan otras circunstancias propias de esta vieja milenaria.
Para ellos, la culpa de que se vayan los gaditanos no es de los problemas crónicos de aparcamiento de esta ciudad. Ni de que las casas sean antiguas y casi siempre con necesidad de reformas. Tampoco de la escasez de trabajo, que hace que sea difícil para los jóvenes encontrar un buen salario. Ni viene de la falta de suelo, que conlleva una subida de los precios de venta. Tampoco está en que un universitario (o un profesional destinado en la ciudad) pague 400 € en habitación compartida. Ni que muchas de las viviendas de alquiler se disparen en verano hasta los miles de euros.
Nada de eso es el problema, como bien dicen los cruzados contra el turismo. El problema de la despoblación del centro es de que haya 1300 viviendas con fines turísticos en la ciudad , aunque estén reguladas, regladas, pagando impuestos y generando empleos. Ante esta injusticia, realizan campañas destinadas a acusar de los males a los propietarios de esas viviendas regladas, pero no parecen preocuparse de las ilegales.
Y la incongruencia está precisamente ahí, aunque se prefiera mirar para otro lado. En la cantidad de viviendas y habitaciones que podemos encontrar por internet, acudiendo a los grupos de Erasmus o buscando un apartamento para la temporada escolar . Muchos de ellos sin contratos y siendo usados para este fin desde hace demasiado tiempo. Pero no, por supuesto que no; ese no es el problema: el problema es el turismo.