OPINIÓN
Nunca llueve al sur de Cádiz
Como en la canción del gaditano Albert Hammond, podemos creernos nuestras mentiras y acabar chorreando
Los lectores que peinen canas (expresión bastante necia pues incluye a los jovencitos prontamente blanqueados y excluye a los veteranos que se han pasado al yusformen) recordarán una canción de Albert Hammond que decía, más o menos, eso de que nunca llovía en el sur ... de California (que sí hombre, que les sonará, era ‘Never Rains in Southern California’, si no, pues póngasela porque tiene un ritmillo bastante pegadizo). En la canción, traducida, venía a decir que el protagonista se iba a California porque las películas y la televisión le habían contado que era la tierra de las oportunidades, que todo el mundo triunfaba allí y que nunca llovía. Finalmente, no sólo se llevaba un gran babuchazo en su periplo sino que, además, estaba viviendo en una California en la que nunca paraba de llover. «No contéis ‘na’», suplicaba al final.
Esta semana, en el Concurso del Falla (no se preocupen, no les daré la barrila con el Carnaval) una comparsa negaba lo que decían los medios de comunicación sobre el Campo de Gibraltar. Clamaban que no sólo había droga en el entorno, que no había tanta delincuencia y que los periódicos exagerábamos la situación que se vivía allí. Reconozco que ellos lo contaban con bastante más arte que yo. En definitiva, su mensaje era el mismo del bueno de Albert Hammond: «Nunca llueve en el sur de la provincia de Cádiz».
No desmereceré yo a la agrupación cuando dijo que su tierra era una belleza. Se quedaron cortos, para mí el entorno es lo más parecido al edén (sin arcángeles haciendo de porteros), pero negar que tiene una tasa de delincuencia inadmisible y que los grupos mafiosetes han ido haciéndose con el entorno con una comodidad insultante es, de nuevo, decir que nunca llueve al sur de Cádiz.
Los medios de comunicación tenemos la obligación de, retomando por penúltima vez el símil, contar que llueve cuando lo hace, narrar que llega droga si se decomisa y relatar que se ha perdido un niño cada vez que ocurra. Lo contrario es ponerse una banda en los ojos que recuerda al «mi hijo no es flojo, es que el profe le tiene manía» o un «la abuela está mejorcita, qué sabrán los médicos». Puede que le sorprenda descubrir que el británico Albert era, también campogibraltareño, ya que nació en el Peñón. Esa resignación de la Bahía de Algeciras se colaría cuando creó su canción. Pero seguro que también influyó cuando, años después, aunque lloviera a chorros, compusiera la de ‘La Espinita’ con su «Suave que me estás matando que estás acabando con mi amor».