El Apunte

El nuevo maná y las mismas excusas

Cádiz va a recibir 1.293 millones en ayudas para los ansiados puestos de trabajo. No puede volver a fallar.

LA VOZ

El anuncio y la ceremonia llegan con toda la pompa. En sedes institucionales con siglos de historia, entre cuadros que hablan de pasados gloriosos, incapaces de enderezar un presente resistente a cualquier mejora. Es un nuevo plan de inversiones y empleo, de atracción de empresas e industria, de promesas y esperanzas. El enésimo. Los anteriores (pueden consultar las estadísticas oficiales que quieran) no han funcionado. Ninguno de los muy grandes, sonoros y multimillonarios planes precedentes ha logrado el objetivo esencial, el único: arañar unos cuantos puntos porcentuales a la escalofriante cifra de paro en la provincia de Cádiz.Hoy llega otra oportunidad pero los dirigentes públicos tendrán que disculpar la desconfianza ciudadana. Nace un nuevo plan y lo hace en el Ministerio de Hacienda, en Madrid, ante su titular en funciones, Cristóbal Montoro, y el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Jiménez Barrios.

Ellos dos serán los encargados de presidir la muy solemne constitución de la Comisión Permanente Nacional de Coordinación y Seguimiento Técnico de la Inversión Territorial Integrada (ITI) de Cádiz. Tras ese nombre tan largo y complejo debe aparecerse un plan global volcado en un territorio, el gaditano, para aprovechar de una vez las posibilidades del nuevo marco comunitario que caduca en 2020. Debe permitir que tenga un trato especial y prioritario que reciba más fondos europeos –Feder, FSE y Feader–. Hasta ahí, la teoría. Todos la hemos escuchado antes, con matices y diferencias, pero todos hemos visto como su práctica se convertía en una chapuza lamentable, en la que el dinero volaba a empresas que se aprovechaban, a conseguidores espabilados o, simplemente, era triturado por la maquinaria burocrática sin que los ansiados empleos llegaran. Ahora llegarán 1.293 millones de euros. Son demasiados para volver a dejarlos pasar. La oportunidad es demasiado grande. Hemos fallado demasiadas veces antes y, sobre todo, el número de familias con demasiados desempleados es demasiado doloroso. No más excusas.

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