El Apunte
La nostalgia industrial convertida en futuro
El sector naval de la Bahía de Cádiz recuperó ayer una sonrisa perdida. Ahora todos deben mantenerla
Resulta inevitable un cierto pellizco de nostalgia colectiva que recuerda a una ciudad llena de trabajadores de un mismo sector, orgullosos por su pertenencia, confiados en su estabilidad laboral, en su capacidad para abastecer a sus hogares. De aquella construcción naval queda poco. En realidad, queda poco de esa mítica visión de la industria. En cualquier sector, en cualquier parte del mundo, las relaciones económicas y sociales han cambiado tanto que resulta difícil ver plantas gigantescas llenas de plantillas enormes. Mucho más difícil, todavía, resulta que esas factorías tengan su actividad garantizada para los próximos años. Los cambios tecnológicos se suceden a tal velocidad, con tal fuerza que ya nada está garantizado para los próximos años. Pero con esa premisa fundamental, con los cambios innegables e inamovibles, provoca una satisfacción colectiva, un alivio ciudadano ver que Navantia inicia la fabricación de cuatro petroleros Suezmax para el Grupo Ibaizábal. Será botado a finales de 2017 y supondrá 3.100 puestos de trabajo entre los que genera en la industria auxiliar y los directos. Ese sentimiento de pasado recuperado, de futuro recobrado justifica las ceremonias y la sensación de acontecimiento vivida ayer. El reto es que ese cierto entusiasmo, esa alegría justificada, se convierta en normalidad. Las plantas del sector naval en la Bahía necesitan estabilidad, que los brazos cruzados y los picos de actividad dejen paso a la tarea constante, permanente, que los encargos lleguen como una rutina derivada del prestigio yla excelencia. Para conseguirlo, por cierto, es imprescindible la formación sin pausa, a la vanguardia. La Junta de Andalucía, responsable de la educación en la comunidad, se ha dejado ir en ese aspecto como en tantos. Ahora que llega una nueva oportunidad es la ocasión recuperada de hacer las cosas bien. Que suenen las sirenas.