Montiel de Arnáiz - Opinión

Ninfo enamorado

No, ese morsergón ibérico cinco jotas puro de oliva no es exclusivo de Cádiz

Montiel de Arnáiz

Pensábamos que no, pero es que sí, en verdad. El satirón de toda la vida, vigilante inquieto de la duna dura, alta y escarpada, tras del Chato; exportador e importador del chascarrillo acelerado y convulso, atávico el pulso desbocado por el bourbon ante los andares de una yegua de Al-Andalus que pasea las costas sevillanas, –¿os cuento un secreto?– No, ese morsergón ibérico cinco jotas puro de oliva no es exclusivo de Cádiz.

Que no les vendan que lo hemos exportado como aquello de que en Cádiz hay muchos maricones porque no es cierto, hay los que tiene que haber, sin que eso tenga relación con los arrimateguis de autobús público que tan famosos se han hecho aquí entre las gentes de bien. Esos personajes ardorosos de ‘La ventana indiscreta’, llevan de fábrica la serpiente del calentón, que oscila entre la bicha de Cortadura y la boa de la Constructora, más no por ello son de Cádiz ni han nacido donde les ha dado la gana. Estas navidades están por everywhere, como prueban los memes facilones de Mamás Noel chupapijos, wassap picantitos y el haz el amor y no la paz, que entona la guerrilla prostibularia.

Un empresario de 72 años hace como que ‘amordaza’ y besa a la que podría ser, no su hija, sino su nieta y encima le ríen la gracia como cuando niños: tocando nalgas, robando picos y venciendo cobras. Lamentable y asqueroso, por definir el asunto en tres palabras. Debe ser Teresa Rodríguez de natural calmada, pacifista por convicción, porque la solución a la bromita pasaba por el zurriagazo a mano abierta, cachete franco, splash, y a correr. Que una es diputada pero no otra cosa. Y sin embargo aguantó el tirón arrojándose en brazos de los medios a denunciar y anunciar. Pensaría que era necesario frente a una conducta denigrante, y yo también lo creo. Contenta debió estar la esposa del famoso empresario –obligado a dimitir de su carguito en la Cámara de Comercio de Sevilla como un vulgar Bauza– trinchando el horneado en Nochebuena, un pavo con cara de marido besucón, borrachuzo y faltón. Consecuencias y actos: esclavos somos de nuestros andares y besares.

Ninfo anciano, más ninfo enamorado.

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