Y a pesar de todo, es Nochebuena
En plena sexta ola y con un sentimiento generalizado de agotamiento, la experiencia de Belén, conecta directamente con muchos hogares en los que se ha instalado la desesperanza y la angustia
Y hoy, a pesar de que las mascarillas han vuelto a imponerse ocultando el regalo de las sonrisas dibujadas en las calles, y que la cansina pandemia se resiste tercamente a ser vencida, y no nos da tregua… hoy, como no puede ser de otra ... manera, como marca el calendario vital de las fechas extraordinarias, hoy, es Nochebuena.
La nochebuena originaria no fue tan buena, más bien empezó siendo una ‘nochemala’. Imaginad las vicisitudes de una pareja de emigrantes, ella embarazada, arrancados de sus raíces, y obligados a abandonar la tierra de sus padres para poder garantizar la vida y el futuro de un hijo en camino. Adentrados de noche en tierra extraña, van buscando refugio, a la intemperie, mientras una jovencísima de nombre María está a punto de dar a luz con la sola asistencia del bueno de José. Aunque los belenes suavizan y maquillan con mucho arte y una rica tradición lo dramático de la escena, sin duda, el momento vivido por la familia de Nazaret hace más de dos mil años, tuvo que ser muy incierto, lleno de dudas, temores y penurias.
Esta Nochebuena, en plena sexta ola y con un sentimiento generalizado de agotamiento, teniendo en la retina el recuerdo de los fallecidos y el dolor acumulado de tantos, la experiencia de Belén, conecta directamente con muchos hogares en los que se ha instalado la desesperanza y la angustia. Como José y María, muchos seres humanos recorren el indeseable camino de tener que abandonar su tierra, de cerrar sus negocios, de perder sus casas como en La Palma, de rehacerse desde la nada para buscar el pan de cada día. Otros, conocen el trance de la intemperie, la enfermedad y la vulnerabilidad, y muchos se adentran en la noche de sus vidas buscando refugio, calor y que una estrella como la de Belén ilumine sus senderos.
En aquella noche, tantas veces contada y de tantas formas representada, el nacimiento de un niño disipó la angustia de unos padres asustados, y fue capaz de transformar el temor en una fe que les hizo más fuertes, convirtiendo aquel humilde establo en el palacio de la alegría y de la esperanza. Como en aquella, en esta noche buena se nos invita a tener fe y a no perder la esperanza, pese a las excepcionales circunstancias que estamos afrontando.
Aquella noche, los judíos esperaban a un Rey-Mesías, anunciado tantas veces por los profetas, el cual reinaría con poder y autoridad. El nacimiento de Jesús rompió los esquemas y las expectativas creadas. Lo de Belén fue un escándalo en toda regla: un mesías nacido en la sucia pobreza de un establo, y que para más despropósito, moriría 33 años después, desnudo, en la cruz de la vergüenza. Y todo ello, tras una vida lejos y tantas veces enfrentado, a las élites políticas y religiosas y a los ‘influencers’ de la época, para optar por compartirla con pescadores, prostitutas, y todos los apestados de la clasista sociedad judía. Lo que se celebra en esta noche es el misterio del nacimiento de un niño que cambió el curso de la historia desde la sencillez de un pesebre, prolegómeno de un itinerario de revolución teológica, moral y social, en la que la persona siempre ocupó el centro de su mensaje, a la par que la revelación del rostro paternal de Dios, a quien siempre identificó con el amor sobre cualquier otra consideración.
Hoy volvemos los ojos a Belén, metáfora de la esperanza en la adversidad, de la fe en la incertidumbre, de la vida que se abre paso cuando todo parece perdido… Que esta noche nadie se sienta solo, que la paz y la ternura reinen en todos los hogares y que en cada uno nazca lo que tanto anhela y desea desde lo más hondo de su ser. Feliz Navidad.
Ver comentarios