Opinion
¿Propósitos de Año Nuevo?
«Nunca se es muy viejo y nunca es muy tarde para este proceso de recreación en el que se cuece nuestra construcción personal, siempre inacabada»
Y como en el día de la marmota, siempre que el calendario nos sitúa a golpe de campanadas en el año nuevo, aflora en nosotros la necesidad de renovación, de mejorar la dinámica de nuestras vidas, de cambiar todo aquello que no nos gusta y ... alumbrar nuevos hábitos y nuevas costumbres que nos hagan sentirnos mejor con nosotros mismos. Si algo de eso te está pasando, es que te hayas en el tiempo solemne de los propósitos de año nuevo.
En el elenco de las diferentes propuestas de mejora, hay clásicos que se repiten hasta la saciedad: dejar de fumar, ir al gimnasio, comer más sano, perder peso…, como hasta la saciedad son incumplidas una y otra vez, porque la voluntad de los inicios se debilita con la vuelta a la rutina y terminamos relativizando su urgencia y postergando los retos a otro momento. Esto nos deja una sensación de fracaso que tratamos de justificar echando balones fuera y poniendo excusas del recetario del autoengaño, que no son más que una cortina de humo para tapar nuestra falta de entereza y de voluntad.
Incorporar hábitos de vida saludables son magníficos leit motiv de esta época del año, pero hay otras propuestas de crecimiento personal, que tienen que ver más con nuestra personalidad, con nuestras actitudes, y con nuestro proyecto de vida. Son muy sugerentes y ofrecen una oportunidad de trabajo personal que afecta directamente a nuestra felicidad cotidiana y a la persona que queremos llegar a ser. Precisa bucear en nosotros, hacernos una radiografía vital y poner en valor que queremos mejorar o cambiar en nuestra forma de ser, de actuar, de pensar, de sentir, de decidir.
Algunas recomendaciones al paso. En primer lugar, trabaja la motivación. Asume propuestas realizables cuando sientas el ímpetu de ponerte manos a la obra, y tu convicción sea de tal fuerza y densidad, que te sientas preparado para acometer la empresa de reconstruir aquella parcela de tu vida que quieres mejorar. Es decir, hay que trabajar la motivación y llevarla a un extremo de fortaleza sólida que garantice que no nos derrumbemos ante la primera dificultad o pájara. Dotar de sentido la propuesta de cambio y llenarse de motivaciones es el pilar sobre el que construir los siguientes pasos a dar.
En segundo lugar, prioriza las metas. Sé realista y acota las propuestas dentro de un marco razonable de trabajo personal. Prioriza los retos y no hagas una lista amplia y cansina de propuestas de mejora. Quien mucho abarca, poco aprieta. Es contraproducente cargarse de compromisos que saturen y colapsen tu proyecto personal. Haz una escala de valoración y quédate con lo más prioritario y aquello para lo que te sientas más interpelado. En el futuro se podrán acometer otras empresas.
En tercer lugar, asume que es un proceso. No te propongas objetivos que no puedas cumplir en el momento vital en que estés. Plantéate metas que supongan esfuerzo, pero que estén en tu mano y puedas desarrollar con tus recursos personales, ayuda especialista si se precisa, y tu capacidad de trabajo. Esto no significa ser mediocre, sino inteligente y sensato. Se trata de asumir propósitos que puedas ir ampliando y haciendo crecer según vayas obteniendo resultados. Recuerda que se trata de un itinerario de progresión, de avance de menos a más, sin quemar etapas y asentando las conquistas con paciencia y serenidad. En esta sociedad de la inmediatez, donde todo es «aquí y ahora», el trabajo personal, para que tenga éxito, se mueve en otra dinámica, no es inmediatez sino proceso, es camino y se forja en un desarrollo dilatado en el tiempo.
En cuarto lugar, ten paciencia contigo y no te dejes vencer cuando las cosas no salgan como tenías previsto. La progresión no tiene porque ser lineal, también se avanza en zigzag, y otras veces con muy pequeños pasos, y si hace falta, se avanza en círculo… lo importante es avanzar en el cómputo global, aunque haya algún retroceso en el camino y tengas que sortear obstáculos con paciencia y determinación. ¡Ojo! Nunca se es muy viejo y nunca es muy tarde para este proceso de recreación en el que se cuece nuestra construcción personal, siempre inacabada y en estado constante de obra por reformas. Buen año y atrévete a ser tu mejor versión, lo mereces.
Ver comentarios