Hay que darle otra vuelta al mundo
Son muchas las enseñanzas que pone en valor esta hazaña colectiva que ahora celebramos. Más allá del aprendizaje histórico, científico, artístico, filosófico…
El pasado 29 de marzo inauguramos en mi centro educativo, el IES Fernando Aguilar Quignon de Cádiz, una completísima exposición sobre la primera gran circunnavegación de Magallanes y Elcano. Un gran trabajo interdisciplinar que ha movilizado al alumnado y al profesorado en un proyecto común, ... abordado desde muchas perspectivas educativas, y coordinado por el profesor Lorenzo Gómez, quién ha sabido contagiar su profundo amor a la historia y su pasión por los grandes retos participativos. Lo que se conmemora no es moco de pavo.
En septiembre de 1522, los dieciocho supervivientes de la expedición de Magallanes y Elcano, formada inicialmente por 239 hombres y cinco barcos, desembarcaron en Sanlúcar de Barrameda. Habían perdido cuatro de las naves y 221 compañeros, incluido el capitán, en tres años de viaje por mares y tierras desconocidas, amenazados por el hambre, los motines, la violencia, las enfermedades, los vientos y las corrientes y perseguidos por la flota portuguesa. Pero habían llevado a cabo una hazaña increíble: habían dado la primera vuelta al mundo.
En ese contexto nuestro centro ha querido homenajear, en su quinientos aniversario, la conclusión de esta aventura. Para ello se puso en marcha en Octubre un proyecto interdisciplinar, en el que los diferentes departamentos del mismo, tanto de secundaria como de formación profesional, el alumnado y el AMPA han colaborado en la realización de una gran exposición sobre el viaje, la época y las consecuencias que tuvo para el mundo. Por ello, el Centro ha sido reconocido como entidad colaboradora por la Fundación V Centenario, perteneciente al Ministerio de Cultura, y hace unos días, el alumnado ha podido disfrutar de una videoconferencia con el buque escuela Juan Sebastián Elcano. En estos días, cientos de alumnos de numerosos centros educativos de Cádiz y el público en general, visitan la exposición que tiene como ponentes y cicerones al propio alumnado de secundaria.
Son muchas las enseñanzas que pone en valor esta hazaña colectiva que ahora celebramos. Más allá del aprendizaje histórico, científico, artístico, filosófico… Que supone un trabajo de estas características, la aventura de estos marineros pone sobre la mesa enseñanzas vitales y una carta de navegación para la travesía en la vida cotidiana. Hemos aprendido que hay que perseguir lo sueños con determinación, y orientar nuestra brújula hacia el camino de la búsqueda de la felicidad, por encima de cualquier otra consideración. Como aquellos atrevidos navegantes, es preciso salir de la zona de confort buscando nuevas rutas personales, emocionales, afectivas, intelectuales… Sin miedo a adentrarnos mar adentro, a lo desconocido, pese a las tempestades y contratiempos que puedan sobrevenir. Frente a la inmediatez de querer todo aquí y ahora, es preciso comprender los procesos y asumir los tiempos de cocción que requieren nuestros retos y opciones. Hemos comprendido que siempre que nos embarquemos en proyectos personales o colectivos, debemos ir pertrechados de grandes dosis de solidaridad y capacidad de empatía, porque no podemos ni debemos caminar solos en la aventura vital de nuestra existencia.
Ojo, aunque una vuelta es regresar al lugar de inicio, no es simplemente un retorno a lo mismo. Es volver de otra manera, diferentes, cambiados, con un bagaje de aprendizajes y un cúmulo de vivencias y perspectivas que nos habiliten para forjar quienes queremos ser en la vida. Sea como sea, hay que «darle la vuelta al mundo»… Menos estúpidas guerras y bofetadas televisivas, y más ternura. Es necesario darle la vuelta a esto que llamamos mundo, e inaugurar un tiempo nuevo, el tiempo de la compasión y de la ternura a raudales. Feliz viernes.
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