Necro Sánchez y el Sínodo del Cadáver
Hubo errores entonces y ha habido errores hoy
España suma y España exhuma. La izquierda y la derecha. Los rojos y los azules. Los fachas y los comunistas. Las dos España. Dos bloques, uno de granito en El Valle y otro de mármol en Mingorrubio. Sólo un motivo para el acuerdo de ambas ... España, como ambas Castillas, el de las mentes cautivas en el recuerdo del odio y el rencor, en un pasado petrificado en nuestras mentes.
Un 20 de noviembre de 1975, Arias Navarro anunciaba la muerte de Franco. Las exequias fueron presididas por Juan Carlos I, quien envió una carta al abad del Valle de los Caídos en la que expresaba dónde iba a ser enterrado el finado. El entierro no fue un asunto privado. Al unísono expiraron el Caudillo-dictador y su régimen. Como epílogo de este, las Cortes franquistas se auto inmolaron, preparando el camino a la democracia del 78. La sepultura se decidió en apenas tres días. La ubicación fue un “craso” error, máxime si su familia pretendía otra. La propia Comisión sobre la Memoria, instó al gobierno a su traslado a otro lugar. A aquel lugar que designe la familia. Hubo errores entonces y ha habido errores hoy. Porque rememorar el pasado que nos enfrenta, ni es bueno, ni es práctico. Entonces, yaciendo Franco bajo la losa de 1500 Kg, se había cometido el primer error. No era el mejor lugar y además su familia no lo quería. Pronto se aprobaba por la “supuesta comisión de sabios” desconocedores de la obra de Ortega y Gasset, la redacción del Capítulo VIII de la Constitución. Se cometieron errores, pero los aciertos de la Transición, con creces son dignos de resaltar. Reescribir la historia de forma partidista y sectaria como pretendió ZP y ahora “Cum fraude” no es bueno. En realidad, es lo peor que nos podía pasar como nación. Como comunidad de ciudadanos en los que reside la soberanía constituyente del Estado.
Lo acontecido esta semana rememora y pide a gritos que nos gobiernen los muertos. Franco surcando el cielo de Madrid. Falconeti colocando rosas rojas en el cementerio de la Almudena. Todo hace indicar que ha sido una semana de intensa crónica necrológica. “Necro Sánchez”, con cara de capullo, puso capullos de rosas, mimetizándose con el logo del PSOE, evoca la memoria y la historia. A mí me lleva a la del Concilio Cadavérico o Sínodo del Terror. Es el nombre otorgado al juicio eclesiástico póstumo del Papa Formoso, celebrado en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma en el siglo IX. El juicio fue promovido por el papa Esteban VI, que había sucedido a Bonifacio VI, cuyo breve pontificado había tomado el relevo al de Formoso. Esteban acusó a Formoso de perjurio y de haber accedido al papado ilegalmente. Al final del juicio, Formoso fue declarado culpable y su papado fue declarado retroactivamente nulo. El Sínodo del Cadáver es recordado como uno de los episodios más estrafalarios de la historia del papado. El motivo, los apoyos de uno y otro Papas a diferentes familias de nobles italianos para el control de Roma. La familia Spoleto, que había vuelto a tomar el control de Roma al caer enfermo un Caritina, impulsa la realización de un juicio contra el Papa difunto, que no había apoyado a la familia Spoleto en sus reivindicaciones políticas. Encontrado culpable a Formoso, se declaró inválida su elección como papa y se anularon todas los actos y ordenaciones de su papado. A continuación, se despojó el cadáver de sus vestiduras, se le arrancaron de la mano los tres dedos con que impartía las bendiciones papales y sus restos fueron depositados en un lugar secreto, donde permanecieron varios meses, hasta la aparición vaticana con mitra, palio, anillo pastoral y báculo de Teodoro II, cuyo pontificado tan solo duró 20 días. En ese ínterin de tiempo, la restitución de Formoso era un hecho, siendo restituido el cadáver a la antigua Basílica de San Pedro. Cuidado con los cadáveres porque “la resurrección está escrita en los Libros sagrados”. A Maciá se le extrajo el corazón cuando yacía cadáver y fue metido en formol como reliquia del catalanismo de la época, acompañando al exilio a Tarradellas, como “órgano” de encuentro en entre el pasado, presente y futuro de la Generalidad. Con la Transición y la vuelta del “President” en el exilio, con el frasco del corazón en forma de reliquia, la familia lo reclama, para ponerlo a disposición de los munícipes locales. El Ayuntamiento de Barcelona quiere rendirle homenaje y restituirlo al cuerpo, sepultado en un panteón en el cementerio de Montjuich. Cuando el cuerpo es exhumado, el cuerpo estaba completo. Ello me lleva a pensar que como se dice, la izquierda tiene el corazón más grande de lo habitual (con el dinero de los demás) y los catalanes lo tienen doble (con el dinero de todos los españoles), los del PSC, ni les cuento.
A los muertos dejémoslo en paz. Vayan a resucitar o vengan otros y lleven cabo juicios sumarísimos y vuelta a empezar. Estoy de acuerdo con que el Valle no era el lugar idóneo. Tampoco estoy de acuerdo con el espectáculo dado. Las dictaduras siempre son malas. Pero, la familia, es simplemente su familia. Que ellos decidan donde quieren reunirse con él en este mundo. En el más allá Dios dirá.