El Apunte - OPINIÓN
Una necesidad muy lenta
La reactivación del proyecto de Matadero debe paliar viejas carencias
Cientos de familias gaditanas llevan años esperando una vivienda social que les ayude a sobrellevar la angustiosa situación de escasez que la ciudad tiene en este fundamental apartado, por una mezcla de circunstancias económicas, históricas y geográficas. Familias muy necesitadas que, para mayor frustración, llevan también años viendo como esos pisos que podrían ocupar, donde podrían mejorar ostensiblemente su calidad de vida, están ya proyectados, con el solar disponible, incluso construidos en algún caso anterior. Pero deshabitados.
El segundo edificio del antiguo matadero municipal, junto a la Plaza de Jerez, simboliza a la perfección cómo los enfrentamientos políticos y la lentitud burocrática inexplicable revierten con demasiada frecuencia en la ciudadanía, en su sector más vulnerable además. Desde hace años están proyectados, pero la falta de entendimiento –en este caso entre Ayuntamiento de Cádiz y Junta de Andalucía– los mantiene aún en forma de terreno baldío, vacío, inutilizado.
Ayer, por fin, según anunció la administración municipal se llegó a un acuerdo para desatascar esta lamentable situación de bloqueo en la segunda fase. El Ayuntamiento y la delegación de Vivienda de la Junta de Andalucía parecen estar al fin en sintonía para dar continuación al primer, y controvertido, edificio de viviendas sociales de Matadero .
Un anuncio que debe permitir el inicio de la fase práctica, la señal de salida para empezar de veras los trámites reales para que muchas familias de la ciudad tengan una esperanza cierta de recibir la vivienda que necesitan. Ha sido necesario que la delegación de la Junta de Andalucía cambie de manos y el Ayuntamiento, de color político, pero el resultado debe ser, al fin, la construcción.
Ahora, tan sólo queda que se agilicen las gestiones y los trámites desde todos los frentes administrativos, que la Delegación de Asuntos Sociales sea capaz de superar la parálisis que sufre desde 2015 para lograr que las familias que puedan trasladarse a esas nuevas viviendas y empezar una nueva vida sean las que más lo necesitan, sin ningún otro criterio. Lo contrario sería caer en los mismos errores que han denunciado hasta la paranoia política. Así que a trabajar, a construir, a gestionar y a hilar fino en la adjudicación de las mismas.