El Apunte
Navidad al quinto intento
El Gobierno local de Cádiz no tiene excusas para atender las exigencias de comerciantes y vecinos
Parece que, al fin, un buen número de autónomos gaditanos y sus representantes se han cansado de que numerosas calles comerciales de Cádiz pierdan durante las esenciales fechas navideñas la iluminación extraordinaria. La reducción de los exornos y del número de calles adornadas, ... además de algunos retrasos ridículos –con luces instalándose un 23 de diciembre– han sentado a ciudadanos y comerciantes como una decepción injustificada. Aún peor, reiterada. El primero año se achacó a la inexperiencia de los dirigentes municipales pero en los siguientes no cabía ese débil argumento. Esgrimir ecología o ahorro a la hora de recortar puede convencer a unos pocos pero deja en la estacada a muchos más que saben que parte de ese gasto es una inversión. A falta de que la industria o el sector primario vuelvan a ser lo que fueron (si vuelven a serlo alguna vez) muchas ciudades como Cádiz fían buena parte de su empleo y su microeconomía a dos factores: turismo y comercio, agrupados en el denominado sector servicios. En este apartado, la estética, el exorno, la alegría, incluso la artificial si quieren, juega un papel fundamental. Nadie se plantea visitar una ciudad, o una zona comercial desangelada, triste, de aspecto sucio, decadente u oscura. Ya se hable de un hotel, una feria gastronómica, de Carnaval o del programa entre lúdico y consumista que rodea a las venideras fechas navideñas, sin inversión en buen aspecto es difícil que haya retorno de ingresos en forma de visitantes, de consumidores o de gasto familiar. Hace mucho tiempo que Cádiz perdió la batalla de la cabalgata de Reyes, también casi la de Carnaval, ha renunciado al Trofeo Carranza y su verano carece de grandes eventos atractivos. Apenas tiene eventos para niños (con sus familias) o jóvenes. Las instalaciones como pistas de hielo u otras desaparecieron, van y vienen, por lo que la reducción del alumbrado consiguió enervar de forma casi unánime a comerciantes y vecinos.
Cádiz es una ciudad a la que cuesta acceder, en la que cuesta aparcar ahora más que nunca, complicada y periférica, los centros comerciales ofrecen muchas más comodidades, más surtido, precio, servicios... La única ventaja de un casco antiguo como el gaditano (o el jerezano, o el isleño, o el portuense) consiste en ofrecer un encanto particular, una experiencia de paseo placentera a los sentidos. Con este argumento, parece lógico que los comerciantes y vecinos pidan exornos mayores y mejores. A ver si el próximo diciembre, al fin, se los ofrecen.