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La radicalización en el Congreso ha lesionado gravemente a lo que llaman el asunto catalán y se sigue hablando de presos y encarcelados, en vez de hablar de las pensiones
A falta de otros recortes, hemos batido la plusmarca de mujeres ministras, mientras Pablo Iglesias, siempre atento a cualquier desastre, augura un calvario a Pedro Sánchez por su debilidad parlamentaria. Ayer se reunieron, por primera vez, el Consejo de Ministros y la primera preocupación es que vuelvan los votantes socialistas que se fugaron. No habrá nada espectacular, pero sí algunas medidas en asuntos laborales, en sanidad y en dependencia. Se trata de no maltratar la herencia que el denostado Rajoy les ha dejado: una economía en crecimiento es la principal, pero algunos no se frotan las manos porque las tienen ocupadas contando el dinero que se llevaron, que dicen que no era de nadie.
Se ha estabilizado el déficit, el empleo está subiendo, aunque desgraciadamente solo para los que ya están empleados ¿Cómo hubiera sido España sin el saqueo que sufrió el último presidente a manos de los suyos? Todo irá a mejor si sube el empleo y no lo acaparan los que ya están empleados. Una de las primeras medidas, porque hay varias que quieran encabezarlas, tienen que ser en materia laboral, en sanidad y en dependencia. En opinión de Pablo Iglesias, en ese calvario todas las cruces son para Pedro Sánchez, dada su escualidez parlamentaria. La radicalización en el Congreso ha lesionado gravemente a lo que llaman el asunto catalán y se sigue hablando de presos y encarcelados, en vez de hablar de las pensiones. Entre los reproches que le hace Iglesias a Sánchez es haberse rodeado de ministros que, según él, le agradan al PP y a Ciudadanos. Es tiempo de promesas, sin crucifijos ni Biblia. Los que están al tanto de las indumentarias, hablan de ocho pantalones y tres faldas, pero las cuentas no son exactas. Nunca lo son.