Opinión
Narcotráfico: de la violencia salvaje a la invisible
Aunque la sociedad gaditana esté habituada a la vigencia y el peso del tráfico de drogas en Cádiz, nunca había conocido una vertiente tan salvaje
La intervención reciente de terroríficos arsenales de guerra, los constantes episodios de ataques a los miembros de los cuerpos públicos de seguridad y los testimonios de los investigadores coinciden en una misma dirección: los integrantes del narcotráfico usan cada vez más y mayores armas de ... fuego, su violencia es creciente y el riesgo, como nunca antes se ha conocido. Aunque la sociedad gaditana esté habituada a la vigencia y el peso del tráfico de drogas en Cádiz, nunca había conocido una vertiente tan salvaje. Como sucede en otras zonas, el contrabando de tabaco y hachís parece inofensivo hasta que fabrica monstruos de un tamaño que ya no se puede controlar.
Es una condena territorial pero por más que la situación geográfica y social conviertan esta lacra en una especie de inamovible maldición bíblica, es inaceptable la resignación, la inacción política mientras crece la hiedra. Resulta asombroso ver como pasan los años, las décadas, y ese negocio ilícito cada vez gana más fuerza, más dinero, más integrantes. Y a la cara más pendenciera y matona de la droga hay que sumar la invisible, la inaudible. Porque haya más o menos incautaciones; asuste más o menos la situación del Campo de Gibraltar; haya o no asaltos a hospitales y agresiones a los agentes de la Guardia Civil o la Policía, la droga sigue ahí cada día. Orgullosa y retadora, con la coartada de la falta de empleo y oportunidades, como un camino fácil que parece una autopista por la que tantos eligen transitar. Es un viejo enemigo que cuando se creía alejado para siempre aparece: la heroína, la cocaína, todo con toda su fuerza, vuelve una y otra vez a la sociedad gaditana y lo hace de la manera miserable y cobarde que ya se conocía. Siempre se ceba con los jóvenes y con quienes están en riesgo de exclusión, al borde de la necesidad. A la vista de las ametralladoras, atendemos al impacto delictivo, económico, del fenómeno. Pero es la otra cara de una moneda siniestra.
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