Sobre valorados e infravalorados
Por favor, cambien el foco de dirección y pongan la lupa en otros sitios, encontrarán sorpresas muy agradables.
La mayoría de autores, directores e intérpretes de carnaval no tienen culpa que sus composiciones e interpretaciones (es decir, letras, músicas, manera de cantar, forma de ejecutar un instrumento, de dirigir, o de afinar una agrupación) sea valorado en exceso o, al contrario, infravalorado. En ... la lista de sobrevalorados nos encontramos de todo. Directores de comparsas que se creen el mismo Barenboim. Sus ademanes y forma de dirigirse a los componentes demuestran cómo es su liderazgo, quieren que sepamos quién manda. Gestos y discursos que sirven para advertir al respetable la habilidad de dar órdenes a diestro y siniestro, eso sí, luego le das una guitarra y no saben ni afinarla.
En coros también tenemos algún director y afinador de voces que a la vista de cómo suenan sus grupos, tengo la sensación que creen que un diapasón es un relajante muscular y que cantar a tres voces obligatorias como dice el reglamento de coros, lo quieren llevar tan a rajatabla que se atreven a sacar más voces de las que solicitan. A veces cargan incluso en su repertorio piezas a seis o siete voces, aunque éstas vayan cada una por su cuenta. Tal vez sea una nueva forma de música vocal experimental adelantada a nuestro tiempo.
Tenemos también a autores de chirigotas excesivamente valorados por hacer solamente una buena letra de pasodoble dentro de todo el repertorio y ni un cuplé para recordar. O músicos que creen que por hacer florituras en un punteado de falseta se sienten como la misma reencarnación de Paco de Lucía.
Hay voces de tenores, bajos, segundas, contraltos y octavillitas de grupos laureados, elevados a los altares por un público «entendido» con voces chillonas, desarmonizadas, nasales, algunos de ellos que no saben dosificar el aire mientras cantan, lo que se dice sin fiato, otros que suenan como si lo hicieran en auto tune y algunos que para cantar con voz de segunda profunda o bajo utilizan el eructo como técnica vocal.
No obstante, en la lista de los infravalorados y desconocidos nos encontramos con excelentes directores, autores, intérpretes y ejecutantes de instrumentos, dignos de ser elevados a los altares por su calidad y no por su comercialidad o celebridad carnavalesca.
Pilar Tejada y Rubén Cao, la directora y músico respectivamente del coro ‘Pachamama’, pocos los conocen, pero son unos excelentes músicos con un oído privilegiado. Carlos López Brihuega, guitarra del coro de Pedrosa y David Fernández, creador de inmejorables arreglos y falsetas de gran nivel. María Otero con una voz de segunda fantástica que este año formó parte de esa cuerda en la comparsa ‘We Can Do’, y por supuesto su directora Beatriz González, la cual posee un don excepcional para la dirección. Un tenor y un segunda infravalorados y desconocidos para muchos son Rubén Vallejo y Quique Lozano, de la comparsa de Jona, este año ‘Los Originales’, párense a oírlos, tienen unas voces preciosas, cuanto más las escuchas más quieres seguir oyéndolas. Alicia Trinidad de la comparsa ‘Después de Cádiz ni hablar’, una mujer con un paladar en sus notas que más quisieran para sí muchas artistas reconocidas. Carolina Vargas, guitarra de mi coro, una ejecutante y música en mayúsculas capaz de recordar y retener miles de temas y acordes con una facilidad asombrosa.
Son solo ejemplos de desconocidos o infravalorados carnavaleros, pero super magistrales. Por favor, cambien el foco de dirección y pongan la lupa en otros sitios, encontrarán sorpresas muy agradables.
No a la invasión.