Libertad de expresión
Venga a Cádiz y aprenda señor Pablo, la libertad de expresión es otra cosa
Aunque a muchos nos remueva el estómago contemplar como encarcelan a un nefasto y torpe cantante de rap antes que a muchos sinvergüenzas de corbata y chaqueta, no podemos permitir que utilicen ese bien de la democracia como es la libertad de expresión a forma ... de escudo y excusa para defenderla con el libertinaje y la sinrazón. Invadir los derechos de los demás arramplando con los bienes públicos y privados en nombre de la libertad de expresión es una barbarie. Podrían haber tenido a mucha gente de su parte que pensamos también que no se puede encarcelar a las personas por lo que expresen libremente aunque sea zafio, grosero, cruel, chabacano, amenazante y falto de todo arte o gracia. Pero para ser artista hay que hacer las cosas con arte y ese muchacho será un rebelde o un mártir según quien lo mire pero artista no lo es. Hubieran sido muchos los seguidores que hubiésemos firmado algún manifiesto contra tal situación o para cambiar el código penal pero con vuestra actitud lo perdéis todo.
En el Carnaval de Cádiz , en su Concurso Oficial y en las agrupaciones callejeras, hemos defendido siempre esa libertad pero jamás nos dio por saquear los comercios de nuestros vecinos ni partir los escaparates de los freidores y llevarnos el pescao frito para protestar.
Los carnavaleros podemos enseñar cómo defenderla sin arrancar ni un adoquín de la calle Pelota. Aquí se le ha cantado de todo y de muchas maneras a nuestros gobernantes e instituciones políticas o religiosas.
Un cuarteto pasó a semifinales representando a Jesucristo con los dos ladrones crucificados en sus cruces y nadie los metió en la cárcel por ello. Mi amigo Libi y compañía llevó al Papa al Falla celebrando una misa irreverente para católicos y salió a hombros del teatro. Un ejemplo de chirigota callejera, la del hijo del Gómez ‘Los masoquistas’ fueron súper irreverentes pero con tanto arte que ni molestaban al oyente. Juan Carlos Aragón cantaba a diestro y siniestro llamando sinvergüenzas, rateros, matavacas, cabrones o lo que se encartara y nunca estuvo detenido por ello. Paco Rosado, Luis Ripoll, Quiñones, Martín, Villegas y otros de esa década cantaban a la libertad, la lucha obrera, a desigualdades sociales y jamás los denunciaron formalmente por ello. A Javi Osuna con ‘Los tontos de capirote’ lo quisieron callar pero el pueblo de Cádiz tan sabio aceptó que solo era Carnaval. A Selu le recriminaron por no tener más tacto hacia colectivos que aludía como alcohólicos, discapacitados... Pero jamás pasó una noche en los calabozos por ello. Algunos autores groseros han hecho mofa de gays, lesbianas, viejos, negros, moros, discapacitados de todo tipo, pero nunca escribieron frases de enaltecimiento al terrorismo, por ejemplo. Muchos hemos sido los que hemos atacado o cachondeado de las televisiones, la prensa, la radio, periodistas, jurados, a la Teo, a los alcaldes y concejales, policía, militares, Iglesia y cofradías, a curas y obispos pederastas, a los reyes eméritos, a toda la familia real... Y nunca la fiscalía hizo un llamamiento en serio hacia nosotros. Letras de corte machista, sexista, racista, de xenofobia e hirientes se han escrito siempre desde la caída del dictador pero casi en ninguna se llegó a traspasar el respeto a la libertad del otro como para que la fiscalía nos pidiera años de cárcel ¿por algo habrá sido no?
Venga a Cádiz y aprenda señor Pablo, la libertad de expresión es otra cosa.