Entre el espanto y la ternura

Entre un gobierno de izquierdas y otro de derechas, transcurre todo, el pueblo canta

Así es el título de una de mis canciones preferidas de Silvio Rodríguez. Él seguía diciendo en su letra que entre el espanto y la ternura transcurre todo, la vida canta, crece la hiedra, corre la suerte, trabaja el hombre…

En nuestro carnaval pasa lo ... mismo. Entre el espanto y la ternura tenemos y ocurre de todo.

Entre un periodista o periódico manipulador y un periodista juicioso o periódico serio, van apareciendo noticias, artículos y editoriales, donde por un lado van dirigidas exclusivamente hacia la linea de flotación del ayuntamiento y otras a reflexionar en lo que ha estado bien y lo que ha estado horrible. Entre esos dos mundos existe un Matrix imaginario donde vuelan noticias con afán de protagonismo más que de periodismo. Forman una calima espesa sobre Cádiz y su carnaval que no beneficia a nadie.

Entre una agrupación puntera y una de las de abajo en la clasificación, acontece que en las primeras son muchas las ganas de seguir arriba triunfando y en las segundas varias opciones, la de abandonar por el fiasco o las más optimistas continuar con el afán de superarse. Entre ambas transcurre un halo mágico que aquí en Cádiz conocemos con el nombre de «veneno» en las venas por el carnaval, otros lo llamamos afición.

Entre el comparsista agrio y amargado por el maltrato que según él les da el jurado del concurso y el comparsista engreído y artista que gana casi siempre, transcurren otros de corazón amable y con mirada limpia. Esos con quien nos paramos por las calles y son las mismas buenas personas independientemente del rol que desempeñen en ese momento. Autores nobles y sencillos, dentro y fuera de la fiesta, componentes encantadores de sonrisa amplia y palabras positivas y amables donde demuestran que en el otro mundo, el carnaval, todo lo que acontece es solamente un menjunje hecho de serpentinas y papelillos, personas cautivadoras que sirven como pentagramas para escribir música celestial sobre ellos.

Entre hosteleros que protestan siempre y aquellos que se prestan descaradamente a cambio de un beneficio, transcurren otros invisibles que colaboran desinteresadamente a los grupos durante la fiesta. Entre los bares y restaurantes que cierran los servicios, que no prestan ni una silla, que no dan ni agua y esos que te lo presentan perfecto en vista a su conveniencia, transcurren como decía Silvio, esos empresarios y hoteleros que sonríen al verte, que no buscan nada a cambio, que agradecen que cantes junto a sus negocios, que le dan más a la agrupación de lo que puedan hacer en caja, (Ancá Lidia, Teniente Seblón, V Centenario, On Egin…) son ejemplos de cómo ejercer de anfitrión engrandeciendo a su negocio y por supuesto a Cádiz y su carnaval.

En cambio entre un ayuntamiento de derechas y otro de izquierdas transcurre en ambos casos lo mismo, el desengaño. Ahí Silvio lo clavó y por eso no aparecen en su canción. Da igual quien gobierne, el carnaval lo utilizan para su ego político y salvaguardar su futuro profesional. Entiendo que todo se hace con la mejor intención pero en ambos casos ocurre lo mismo. Imponen su ideología por encima del sentido común, atribuyen errores a los demás, responsabilizan al resto de la improvisación y falta de previsión. Nuestros políticos parecen olvidar que los mismos que te votan son los que luego te botan.

Entre un gobierno de izquierdas y otro de derechas, transcurre todo, el pueblo canta.

No a la invasión.

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