Te echo de menos
Cuiden a su gente, es lo más grande que tenemos, el Carnaval puede esperar
En noviembre a muchos nos viene a la memoria algún familiar o amigo que ya no está con nosotros. El mes de los difuntos es un mes especial donde a todos se nos eriza la piel al recordar a aquellas personas que perdimos ... y que queríamos o admirábamos. ¡Se les echa de menos!
Muchos carnavaleros en noviembre llevaríamos posiblemente más de un mes de ensayos con nuestra agrupación. La mayoría de ellos seguro que los echan mucho de menos. Yo en cambio echo de menos a las personas.
Echo de menos esas sonrisas de las mujeres de mi orquesta cuando llegaban a nuestro local después de un fin de semana. Algunas contaban sus vivencias deportivas, otras comentaban sus logros laborales o enseñaban la foto de una receta que hizo en casa, mientras otras te revelaban con sus experiencias lo valientes que habían soportado el peso de sus males. Charo, Mercedes, Cris, Rocío, Pepa, Carol, Inés. Sus sonrisas son algo irreemplazable para mí. Las echo tanto de menos.
Echo de menos también esa naturaleza optimista de Francis, Perico, Ricar y José Luis, que aunque llegaran cansados de trabajar, sacaban las ganas del alma para empujar a toda la cuerda de tenores, ocasionando una alegría el mirar hacia un lado u otro para comprobar como se entregaban en cada copla y en cada aprendizaje.
Echo de menos esa guasa continua entre los bajos, con más arte que dinero, que diría mi hija Inés. Cachondeo pero con gracia que le daba al ensayo un ambiente distendido y alegre. El aguante de Juan, las cargas de Curro, la sorna de Javi Boubeta, el sarcasmo de Paco Gómez y la gracia auténtica de Cádiz de Pello hacen que eche mucho de menos a esa desvergonzada y canallesca cuerda de bajos.
Cuánto echo de menos esas bromas que personalmente les hacía a algunos de los componentes. A Chanito eran semanas enteras que le tocaban y fíjense que jamás me dió una mala respuesta, todo lo contrario, me seguía la corriente porque sabía que formaba parte de mi juego para amenizar algún que otro tedioso ensayo. O a Moguel que no pasaba un día sin gastarle una broma a sabiendas del drama personal e injusto que sufre.
Echo de menos tantos momentos de trabajo con mis manos derechas como Paco Medina, Quico Moreno, Juanca, Luispa, Juan José, Pepa, Miguel Farrujia, Inés, José Cuadro por la disponibilidad y profesionalidad que ponen en su buen hacer que me falta el aire cuando lo pienso.
Echo de menos la tranquilidad que me aportaba encomendar cualquier tarea a Raúl Muñoz, que nadie jamás me la dió igual en mis treinta y tres coros realizados.
Echo de menos la confianza que sin rechistar me daban Jaime y Miguel Muñoz en las difíciles tareas vocales encomendadas.
Echo de menos los consejos y veteranía de Selu Varilla, de Fofi, de Yoni, de Mario, de Magallanes, Juan Dominguez, Sepu, Juan Carlos, de Manolo Fernández, Rafa Fernández, de Joaquín Prada.
Echo tanto de menos sentir en cada ensayo la brisa de la juventud e ilusión que me ofrecían Rafa, Kike, Jesús, Gonzalo, Manu, Manolo, Dani, Álvaro... Echo de menos las mil y una imitaciones de Ale, vaya delicia.
Cada cuál puede extrapolar estos nombres propios a los componentes de su agrupación y comprobará que lo que echan de menos no son los ensayos sino a las personas. Cuiden a su gente, es lo más grande que tenemos, el Carnaval puede esperar.