Opinión
'n naciones'
Como a todos los que gozan de general buen humor, a Miquel Iceta le supongo un genio del demonio
Como a todos los que gozan de general buen humor, a Miquel Iceta le supongo un genio del demonio. Se ha debido de poner hecho un basilisco porque en el programa electoral del PSOE para las elecciones del 10N no venía nada del estado plurinacional ... ni del federalismo. Confiesan en Ferraz que se había traspapelado en la primera versión, cosa casual supongo que acaso no tenga que ver con el giro constitucionalista de Sánchez, el advenimiento del emperador Pedro de España que a Iceta le sienta como a un monje una pistolera. Así que cuentan que llamó a Cristina Narbona, pues vamos a ver, y así entraron en el texto el federalismo, la plurinacionalidad de España y otros pasos de la danza territorial de los ‘derviches tourneurs’ del socialismo catalán.
Patxi López le dejó un regalo a Sánchez cuando en un debate le preguntó: “Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?”. Y Pedro respondió “claro que sí”, que es lo que no hay que responder nunca porque siempre suena a claro que no. López le repreguntó y entonces dijo que era “un sentimiento que tenía mucha ciudadanía”. El PSOE lleva años retocando este artículo de su Wikipedia. Lo de la nación de naciones es al socialismo español lo que las arenas movedizas a las películas de aventuras. Oh, España matrioska, ave del paraíso de nación de naciones, siendo estas naciones naciones de naciones más pequeñas divididas en ‘n naciones’ menguantes siendo n el infinito hasta el átomo indestructible del individuo. O no. Contando el Paseo Nuevo de Donosti, el Cabo de Trafalgar, y el cielo azul-smog de Madrid, solo en mí viven diez o doce naciones, o más. Cuanto más pequeñas son las cosas, más fáciles son de querer. Cuando le preguntan si ama a España, algunos españoles se preguntan: ¿A toda? Después el término pierde fuste, pues las naciones caleidoscópicas y fractales rematan todas en la familia. Los ojos azules temporal de mi hija Macarena y la manera en que Paloma susurra palabras incomprensibles sobre la solapa de mi abrigo son naciones en sí.
Ojalá viniera eso en el programa de algún partido político. Yo lo votaría sin pensarlo, ¡varias veces! Pudieran incluir detalles personales, referencias multifederales y literarias, una canción quebrada de Rafa Berrio, y así encontrara -entre dos párrafos de lo la creación de empleo y el fomento de la natalidad- que los cerdos están impedidos para mirar al cielo o que, en una de sus actuaciones, el bailarín Nijinksi le enseñó la bartularia a una emperatriz rusa.
Como el texto cojo de Iceta era un borrador del programa y Pedro Sánchez es de esos tipos a los que se les pegan los acentos, ha incluido lo del federalismo y la plurinación. Avanzar en el autogobierno y en la reforma constitucional hacia un nuevo status quo en estos días le parece ahora curiosamente oportuno. Ayer íbamos a la Ley de Seguridad Nacional y hoy caminamos hacia el paraíso del autogobierno. Pero ayer era ayer y yo aún tenía un hombro derecho y un hombro izquierdo, y no un hombro sano y uno roto que ha redefinido su relación con el tronco. Un hombro español federalista.