OPINIÓN
Murallitas
Las coplas populares del siglo XIX citan en diminutivo la ciclópea muralla que aún sostiene altiva y sobre las aguas a la ciudad antigua de Cádiz
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Las coplas populares del siglo XIX citan en diminutivo la ciclópea muralla que aún sostiene altiva y sobre las aguas a la ciudad antigua de Cádiz , con expresiones como Murallita Real o Murallitas de Cái ; enorme fábrica de sillares de piedra ... extraída de los restos rocosos de la placa litoral pliocénica que secciona el río Guadalete durante la última glaciación. El actual recinto amurallado se termina de construir a final del siglo XVIII, y hoy aún conserva buena parte de su trazado, pese a las presiones progresistas que ya desde el siglo XIX demandaban su demolición. Los castillos, baluartes y lienzos, custodiados por las tropas de la Corona, llegaron a representar una barrera infranqueable entre la ciudad y el mar, que justificó la construcción de torres mirador para asomarse a las aguas cual anhelo de libertad. Hubo otras murallas, como también existieron otras ciudades; la bahía constituía desde la Antigüedad un excelente puerto natural, abrigado y de aguas poco profundas, enclave singular entre el Estrecho de Gibraltar y la desembocadura del Guadalquivir, encuentro de las rutas marítimas mediterráneas con la del mundo celta. Una de esas ciudades que custodiaron la bahía, fundada por marinos tirios al terminar la guerra de Troya, se llamó GDR que en escritura fenicia significa precisamente «recinto amurallado».
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La actual muralla cuya construcción comienza tras el saqueo de la ciudad en 1596 por la escuadra anglo holandesa comandada por Essex, no solo ha sido en parte demolida, desde el Frente de Tierra hasta San Carlos, sino que presenta graves deterioros que amenazan la conservación de nuestra frágil fortaleza marina. En la actualidad, la Dirección General de Costas trabaja en la restauración de algunos elementos particularmente dañados, tanto en Campo del Sur como en el Castillo de Santa Catalina. El ingeniero Patricio Poullet, jefe de la Demarcación Andalucía Atlántica, tuvo la amabilidad de explicar hace poco el alcance de los trabajos, desde luego acertados y rigurosos, pero muy limitados. Opinó, que la piedra ostionera no resulta óptima para la función mecánica que ha venido desempeñando, y añadió que sería preferible una piedra de granito o basalto «como las Murallas de Ávila»; no estoy muy seguro de ese dictamen por dos razones; creo preferible usar materiales propios del lugar; además mi experiencia de trabajos en la Catedral demuestran que precisamente el problema se produce en las piedras calizas, poco porosas y que quiebran al recristalizar en su interior las sales marinas, mientras que el alma estructural de piedra ostionera se comporta mecánicamente mucho mejor.
El área más expuesta y por tanto más dañada, es la protección frente al Mar de Vendaval, amplio arco sur entre el Baluarte de San Roque y el de los Mártires, adecuadamente protegido por una escollera artificial de bloques de hormigón, según proyecto del ingeniero Juan Córdoba Machinmbarrena que ejecuta la empresa Hidrocivil en los años cuarenta del pasado siglo y ya forman parte del paisaje y del patrimonio de la ciudad, frente a las aventuradas propuestas partidarias de retirarlos. En todo caso, cabría una puesta en valor de esa acertada obra de ingeniería que caracteriza el perfil oceánico de Cádiz desde hace ya 75 años, al modo de las intervenciones de Agustín Ibarrola; algo se intentó tímidamente hace tiempo, al decorar uno de los bloques como dado de juego. Los proyectos de Cristóbal de Rojas (1608) e Ignacio Sala (1738), ya plantearon la protección de escolleras, que no resultaron eficaces por utilizar piedras naturales de menor peso.
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