OPINIÓN
La modernidad del abedul
Durante los años cincuenta se extiende por Europa la edificación de viviendas sociales

Cuando hace un par de años mi colega porteño Augusto Penedo, un amigo entrañable a quien considero mi hermano mayor y que fue presidente de los arquitectos de Buenos Aires, emprendió su viaje para conocer la obra del maestro finlandés Alvar Aalto, utiliza a modo ... de guía un libro que el Colegio de Arquitectos de Cádiz había editado después de la expedición de un grupo de profesionales a Finlandia veinte años antes, coincidiendo con el centenario de este arquitecto, nacido en el confín noreste de Europa donde la tundra helada anuncia el polo, cuya obra llena de modernidad el centro del siglo XX, desde que se titula en 1921 por la Universidad de Helsinki hasta su fallecimiento en 1976. Para practicar adecuadamente la arquitectura resulta imprescindible viajar . Las buenas obras no se manifiestan ni a través de fotos ni de ningún otro procedimiento de representación. La buena arquitectura es la felicidad de la materia y solo se puede conocer cuando se vive y se siente.
Alvar Aalto trabaja con Aino Marsio que fue su esposa desde 1925 hasta la muerte de ésta en 1948, reivindicar ahora el papel de la arquitecta en la excelente producción de la pareja resulta obligado. Los Aalto, educados en el nacionalismo romántico, proyectan muy pronto una serie de obras maestras del Movimiento Moderno. La Revolución de Octubre había liberado al Gran Ducado de Finlandia de la tutela rusa, y la nueva república entró en la modernidad llena de orgullo nacional; esta relación entre lo moderno y lo nacional permite la convivencia de una arquitectura abstracta e internacional con tradiciones relativas al paisaje, la construcción y las costumbres. La sede del diario de la ciudad de Turku (1928), el sanatorio de Paimio (1929), la biblioteca de Viipuri (1933) y el pabellón de Finlandia en la Feria de Nueva York de 1939, sitúan a la pareja en el liderazgo de la revolución moderna y así se reconoce por las publicaciones especializadas de la época. Pero es Villa Mairea la obra que revela el saludable maridaje entre tradición y coherente modernidad que caracteriza la trayectoria de estos arquitectos; en un claro del espeso bosque de abedules que cubre el interior de Finlandia, Maire y Harry Gullichsen, amigos de los Aalto, encargan su vivienda. La pieza terminada en 1939, resulta una casa icónica de la modernidad, como la Casa de la Cascada (Wright) en Pensilvania, Villa Savoye (Corbu) en Poissy, Famsworth House (Mies) en Illinois y la Casa del Doctor Curutchet (Le Corbusier y Amancio Williams) en La Plata.
Villa Mairea ofrece el exquisito acierto de seguir los principios del Movimiento Moderno a la vez que el bosque de abedules penetra en su interior, una forma de vivir que valora la cualidad de los materiales naturales. Como contraposición a esta vivienda de lujo, Aalto contribuye genialmente a la arquitectura pública. Durante los años cincuenta se extiende por Europa la edificación de viviendas sociales al hilo de las políticas socialdemócratas, cuya faceta más optimista fue legado de los arquitectos del norte. En 1952, una Alemania empeñada en la reconstrucción de Berlín levanta múltiples edificios de reconocidos arquitectos, el bloque de Aalto, a diferencia de los de la mayor parte de sus colegas, no insiste en la repetición, sino en una alegre variedad de plantas y volúmenes. Su último proyecto fue fruto del encargo de una promotora alemana para viviendas en alquiler sin interés especulativo, la Torre de Bremen , un edificio alto de pequeños apartamentos.