Mister Scrooge y El Grinch

Todos los carnavaleros nerviosos con las carnes abiertas mientras sienten a su alrededor un ambiente de campanitas y luces que le descuadra sus planes más próximos

Llegando al mes de diciembre todos aquellos que intervenimos de cierta manera en la preparación del próximo Carnaval empezamos a notar cómo se nos ocasiona un cortocircuito mental e inexplicable para el resto de los paisanos de nuestra tierra. Queremos disfrutar como cualquiera de las ... fiestas navideñas. Salir de compras con la familia, ir a visitar los belenes o tomarnos unos aperitivos con los amigos, pero esto se convierte en una misión complicada la mayoría de las veces. En estas fechas mientras que en nuestras cabezas algunos portan un gorro de papa Noel y cientos paquetes con regalos nuestras mentes se ocupan de recordarnos que el día de la actuación de tu agrupación en el Concurso está a la vuelta de la esquina y que aún te quedan muchas cosas pendientes. Que si el final del popurrí, que si el estribillo, que unas letras del cuplé, que si la coreografía… A las costureras se les ve corriendo con caras compungidas de un lado a otro de su tienda intentando sacar tiempo de donde no lo hay, a la vez que están pensando en el menú de Navidad y que tienen que comprar marisco y las botellas de cava. Los artesanos ya están en esa época en la cual ni siquiera te cogen el teléfono, ya no atienden a nadie ni a razones porque les coge el toro de tal manera que incluso tienen que mandar a otros a comprar los reyes a los niños.

El de los libretos con un ataque de nervios llamando para que le envíes el archivo para imprimir, los tractoristas y encargados de las bateas, que de compra en compra navideña hacen malabares para hacerles los arreglos pertinentes a su carroza de reyes particular. Todos nerviosos con las carnes abiertas mientras sienten a su alrededor un ambiente de campanitas y luces que le descuadra sus planes más próximos. Unas fiestas donde los carnavaleros la vivimos de una manera distinta y un tanto ausentes, como si esto no fuera del todo con nosotros. Más de uno hemos estado en una comida familiar pensando cómo cambiar una parte del popurrí porque no nos llega a convencer del todo la que ya estaba ensayada. Esta situación nos hace parecer muchas ocasiones que somos como uno de esos personajes al que todo le fastidia en estas fiestas como el famoso Mister Scrooge, el protagonista de la novela ‘Cuento de Navidad’ de Charles Dickens en donde se mostraba como un hombre de corazón duro, egoísta y al que le disgustaba la Navidad, los niños o cualquier cosa que produjera felicidad. Otros momentos nos convertimos en el propio Grinch, ese villano que programaba arruinar la Navidad para los residentes de Whoville. El mes de diciembre es crucial para los ensayos, entre fiestas, puentes, comidas de empresas, cenas familiares, salida con amigos hacen que se convierta en un periodo extraño y con pocos días hábiles para ensayar. Un mes que saca de nosotros un carácter fuerte y más irascible hacia todo y todos. Nos convertimos en el Scrooge o Grinch de turno pero con un pito de caña y un sombrero de pierrot rondándonos la cabeza continuamente. Habrá quien lea esto y piense que esta sensación agobiante no será para tanto, pero créanme que es muy angustiosa porque hace que el mes sea poco placentero a pesar de tantas fiestas y reuniones.

La solución, hacer el repertorio antes de diciembre dirán ustedes, que listos. Felices fiestas. (Grrrrr)

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