Mirando al mar

Algún día esta tierra se decidirá a hacerlo; por ahí es por donde siempre han llegado el progreso y las buenas noticias

El futuro de Cádiz depende del mar Antonio Vázquez

Esta historia comienza hace ahora 40 años, cuando Rafael Fernández Vega, un gaditano echao pa’lante, cogió su pequeña embarcación, la echó al mar en el muelle de Cádiz y se acercó a un barco que acababa de fondear en la Bahía. Cuando estaba abarloado ... con el buque, gritó aquello de «¡Ah del barco!» y se puso a disposición del capitán para proveerle de todo cuanto necesitara en su escala gaditana antes de partir rumbo a otros puertos, rumbo a otros mares. Atún, naranjas, tornillos, uniformes, sábanas, cabos, fósforos, whisky, tabaco... lo que haga falta. Se lo traemos todo en un abrir y cerrar de ojos, capitán. Somos proveedores de buques. Y así nació Puerto y Bahía. Con la única intención de Rafael de dar un buen servicio a los barcos que llegaban a Cádiz y a cambio llevar unas buenas pesetas a casa. Los inicios, como cabe suponer, no fueron fáciles. Mucho trabajo y poco margen de beneficio. Pero iban tirando. Al cabo de unos cuantos años, en la lanchita empezó a acompañarle su hijo Fali. Los pedidos fueron creciendo. El servicio, a decir de los capitanes y las compañías navieras, era excelente. Rápido, eficaz, serio. Y como a lo largo de la historia las buenas noticias de Cádiz siempre han viajado por mar, el buen hacer de Puerto y Bahía, una humilde empresa, llegó a otros puertos. Y empezaron a prestar servicio en El Puerto, en la Base Naval de Rota, en Sevilla. Abrieron delegaciones en Huelva y Algeciras. De la pequeña oficina que tenían en Canalejas, se mudaron a otra mayor en la Zona Franca. Y de allí, ya en este siglo, se trasladaron a la actual nave del polígono Tres Caminos. Años más tarde abrieron más delegaciones. Primero en Canarias. Con el tiempo en Bilbao... hasta hoy, que están presentes también en Ferrol, Valencia, Barcelona y Vigo. Con esta trayectoria, y en este negocio del ‘shipping’, el siguiente paso no podía ser otro que la internacionalización. Holanda, Inglaterra, EEUU, Marruecos... en estos países ya está presente Bayport, que hasta el nombre tuvo que cambiar para adaptarse mejor a los tiempos y a esa expansión mundial que ha experimentado en los últimos años. Una empresa gaditana, nacida en una pequeña oficina de la Avenida Ramón de Carranza –allá usted si prefiere llamarla Avenida del 4 de diciembre de 1977–, y que hoy día factura millones de euros y da empleo a más de 170 personas.

Esta historia que comenzó hace ahora 40 años sigue escribiéndose. Y habla de gaditanos echaos pa’lante, innovadores, serios, enérgicos, dispuestos a trabajar y a enterrar los tópicos que siempre nos acompañan y que lastran nuestro futuro. Hablan de Fali Fernández Bernal y su equipo, que empezaron en una barquita. Y nos demostraron lo que somos capaces de hacer en esta tierra. Una tierra que algún día de verdad se decidirá a mirar al mar, que es por donde nos han llegado siempre el progreso y las buenas noticias.

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