Miguel Ángel Sastre
Y tú más
La política debe tratar a los votantes como adultos: evitar que reflexionemos y otorguemos grados de gravedad a los casos de corrupción de manera objetiva es una forma de infantilizar nuestras mentes
![Miguel Ángel Sastre: Y tú más](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2020/08/25/v/biden-kE5D--1248x698@abc.jpg)
Partamos de una premisa: la corrupción siempre es mala . Ahora bien, a pesar de ese carácter deleznable que la acompaña, debemos evitar caer en el habitual error de no ponderar cada caso de manera objetiva.
Cualquier intento de comparación entre situaciones corruptas en ... nuestro país ha sido frenado con el denostado mantra del «y tú más». Además de ser usado como una vil deformación de la locución latina «tu quoque» - «tú también» que sí pondría todo al mismo nivel -, mofándose de él han impedido que analicemos dos cuestiones fundamentales: por un lado, los aspectos cuantitativos y cualitativos de cada caso. Por otro, la irracional vara de medir con la que ha sido tratada cada situación por los medios de comunicación, la ciudadanía, partidos políticos o, incluso, el ámbito judicial.
Sin ir más lejos, objetivamente, aunque ambas situaciones sean injustificables ¿es idéntico un caso de corrupción con casi 700 millones defraudados que otro que representa el diez por ciento de ese dinero? Sin obviar la gravedad ¿es igual emplear esa cantidad en financiar actos de campañas electorales que gastarlo en burdeles, cocaína y subvenciones a personas afines para crear un régimen clientelar que empobrecía a Andalucía mientras compraba y cautivaba votos?
Y es que, el trato de los medios de comunicación a cada caso, según su color político, ha sido trascendental para que calidad y cantidad sean inversamente proporcionales a la repercusión social provocada. Para que las sentencias en firme, a veces, tengan menos influencia mediática que las condenas basadas en suposiciones de plató. Algo que explica la impunidad con la que se vetan comisiones parlamentarias, directamente relacionadas con el Gobierno, mientras se abren con celeridad otras que controlan al principal partido de la oposición, cuya cúpula actual no tenía ningún tipo de responsabilidad en etapas anteriores. Una protección mediática que permite que altos cargos de órganos claves de la justicia tengan vínculos sentimentales con abogados de casos que se están instruyendo o puedan bromear, sin pudor, sentados en la misma mesa que el 'comisarejo' y perejil de todas salsas relacionadas con las cloacas del Estado.
Por eso, entendiendo que cada caso de corrupción es ominoso, el uso del «y tú más» puede ser legítimo. La política debe tratar a los votantes como adultos : evitar que reflexionemos y otorguemos grados de gravedad de manera objetiva es una forma de infantilizar nuestras mentes. En ningún caso exime culpas, pero sí que ha de ser válido para que, al menos, quien tiene un historial con casos más graves en cantidad y hechos probados no esté, constantemente, dando lecciones de moral a sus adversarios en la oposición.
La corrupción, por desgracia, es inherente al ser humano . Está en todas escalas de la vida: desde anecdóticos hechos de nuestro día a día, hasta entidades supranacionales, pasando por el corporativismo y la endogamia existente, a veces, en instituciones como las universidades públicas.
Creer en la integridad personal o en que la labor que desempeñas - máxime cuando ejerces un cargo público - es algo vocacional y debe realizarse con excelencia y pulcritud, puede ser el primer filtro. Pero, ante todo, lo más importante es que la justicia esté exenta de cualquier atisbo de corrupción y existan los controles necesarios para que ésta no cale en otros ámbitos de la sociedad. La justicia no debe ser, en ningún caso, un elemento con el que perseguir a los adversarios políticos y, mientras tanto, tapar las vergüenzas propias. Sin embargo, mucho me temo que es en eso en lo que, a algunos, les gustaría que se convirtiera nuestro sistema. Algo que, de hecho, ya ha ocurrido en países a los que asesoraban quienes iban a acabar con los vicios corruptos de la 'vieja casta política' . ¡Qué ironía!