Vulnerables

Todo aquello que nos rodeaba parecía indestructible, pero algo que ni si quiera podemos ver hace que nuestro entorno, de repente, se desplome

Nietzsche en "Así habló Zaratustra" definía el concepto de "superhombre" como aquella persona que ha alcanzado un estado de madurez espiritual y moral superiores al del hombre común.

Aunque pocos han leído a Nietzsche, nuestra sociedad parecía haber tomado a este "superhombre" como modelo a ... imitar. Y es que, todos nos hemos creído, alguna vez, por encima del bien y del mal . Parecíamos invencibles porque nuestro mundo y su nivel de desarrollo nos hacían imbatibles. Hasta que llegó el COVID - 19 y hemos descubierto que de "superhombre" o de "supermujer" - por aquello de la paridad - no tenemos casi nada .

De repente, en nuestro día a día se cuela un virus, al que no hay que quitar ni un ápice de gravedad, pero cuya tasa de mortalidad es inferior al de otras enfermedades con las que convivimos habitualmente y hace que nuestras vidas se frenen en seco. ¿ Qué ocurriría si la pandemia que está haciendo temblar al mundo fuese muchísimo más feroz?

Todo aquello que nos rodeaba parecía indestructible, pero algo que ni si quiera podemos ver hace que nuestro entorno se desplome.

Más allá de nuestra salud - lo más relevante y preocupante - esta pandemia está afectando a nuestras vidas de manera muy dispar disolviendo, además, muchas de nuestras ilusiones en el corto y medio plazo. Obligándonos a confinarnos en casa sin que podamos salir, salvo contadas excepciones, al exterior. Pero sobre todo, está destrozando uno de los motores que hace que nuestro mundo de hoy funcione: la economía.

El problema no es que no podamos desplazarnos, cosa perfectamente asimilable. Lo grave es que el mundo exterior se detendrá durante, al menos, quince días - puede que más - con todas las consecuencias económicas y morales que eso conlleva . Cuando a nivel global ocurre una circunstancia de este tipo, nada vuelve a ser igual. Estamos, sin duda, ante uno de esos hechos que hacen que muchas cosas cambien para siempre. No tengo dudas de que venceremos a este mal, pero puede que nos deje heridas incurables.

Cuando todo pase será el momento de evaluar en qué hemos fallado y cómo evitar que una situación así se vuelva a repetir . Será el momento de ver qué gobernantes han estado a la altura, actuando con conciencia y quiénes lo han hecho de manera negligente. Todo se andará.

Sin embargo, ahora nos toca a todos estar en el mismo frente , luchando contra este mal que nos asola. Quienes nos gobiernan deben implementar medidas de contención, aunque sean impopulares, y aplicar aquellas que sirvan, dentro de lo posible, para amortiguar el tremendo estallido de la economía. El resto, simplemente, debemos quedarnos en casa, facilitando así el trabajo de los sanitarios que luchan sin descanso para que esto acabe lo antes posible.

Puede que de esta forma, frenando en seco, nuestra sociedad se dé cuenta de que por mucho que la civilización avance, siempre seguiremos siendo vulnerables ante circunstancias que no controlamos y que no entendemos . Circunstancias a las que solo venceremos si estamos unidos y si, por una vez, la razón y pensar en el futuro ganan el pulso al disfrute pasajero y efímero.

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