La vida humana siempre importa
Esta época de cinismo desmedido nos hace olvidar un principio básico que facilitaría nuestra convivencia. Un principio que considera que la vida, por el mero hecho de contar con la condición de humana, siempre importa
Meses atrás se publicaba una noticia afirmando que TV3 pagó 184.000 euros para apoyar la tesis de que Cristóbal Colón era catalán. Poco tiempo después, en Cataluña, se insta a eliminar todo símbolo en honor de quien, con un viaje en barco, cambiara la ... historia de la humanidad.
Un hecho que muestra cómo el mundo - pandemia incluida - cambia cada vez más rápido : quien hace unos meses era héroe, hoy es villano. Sin embargo, más allá de esa obsesión por juzgar lo ocurrido en el pasado con los ojos de hoy, de intentar manipular hechos históricos creando un relato erróneo que alimente la imperiofobia y la leyenda negra española, hay cuestiones que en las últimas décadas no cambian. Por ejemplo, la premisa que sugiere que la vida únicamente tiene valor si perteneces a alguno de los colectivos que la "sociedad del progreso" ha decidido proteger. Sin embargo, si no estás incluido ahí y sobre todo, si no sigues fielmente las doctrinas impuestas como válidas, hay quien dirá que tu vida es de menor valía.
Lo curioso es que los abanderados de estas causas no suelen predicar con el ejemplo. Los que defienden a la clase trabajadora exprimen a sus escoltas obligándolos a ejercer tareas domésticas no remuneradas. Los que protegen a las mujeres y a la infancia, ocultan casos de explotación y abusos en Valencia y en las Islas Baleares. Los que condenan la xenofobia y la aporofobia, se pliegan ante quienes consideran a los españoles "bestias salvajes con un bache en el ADN". Los que se escandalizan con la homofobia visten camisetas con la silueta del Che Guevara, verdugo de cientos de víctimas por su orientación sexual. Ejemplos encontramos a millares. La guinda del pastel es EH Bildu condenando el racismo, mientras que, hace pocos días enviaba una delegación a la cárcel de Huelva, para visitar al asesino de Gregorio Ordóñez y de Miguel Ángel Blanco. Hay que ser hipócrita.
Esta época de cinismo desmedido nos hace olvidar un principio básico que facilitaría nuestra convivencia. Un principio que considera que la vida, por el mero hecho de contar con la condición de humana, siempre importa. Un principio que, aunque a algunos le escueza, procede del "humanismo cristiano" y que ha sido abanderado por quienes profesan la fe romana. Porque, aunque la Iglesia haya tenido y tenga episodios de oscuridad, fueron autores como los Santos Tomás Moro y Tomás de Aquino, Teresa de Jesús o estudiosos como Juan de Mariana, algunos de los primeros que lucharon por la dignidad humana. Fue España, con Fray Bartolomé de las Casas o Fray Junípero Serra - franciscano vinculado a Cádiz - a la cabeza, quien propició que los habitantes nativos de América contasen con plenos derechos, favoreciendo el mestizaje y revirtiendo atrocidades que ya se cometían en ese lugar antes de la llegada de los colonos. Fueron, de manera más reciente, San Juan Pablo II o Santa Teresa de Calcuta los que siguieron luchando por la vida sin etiquetas. Son los miles de misioneros e instituciones de caridad de la Iglesia Católica los que dan soporte social a países desbordados por esta crisis, sin excluir a nadie.
Sin embargo, en la sociedad de hoy, si no has insultado a alguien que no piensa como tú, decapitado una estatua , quemado un contenedor o sostenido una pancarta en una manifestación, parece ser que nunca has hecho nada por la humanidad.