Miguel Ángel Sastre

Objetivo: la clase media española

«El problema de este Gobierno es que cada una de sus acciones desgastan aún más a ese gran grupo de personas, mayoría en España, que sostienen con sus impuestos los servicios públicos de nuestro Estado»

El Domingo las calles de nuestro país se llenaron contra la nueva ley de educación . Los gritos que se oían - o las bocinas de los coches - era gritos de padres preocupados por la educación de sus hijos pero, también, gritos de una clase ... social que, casi nunca, a pesar de ser el blanco de multitud de políticas de corte sectario, se queja y alza la voz. Y es que, los que ayer reivindicaban libertad, no eran ricachones que defienden el sector privado para acabar con lo público, como nuestro Alcalde parece creer - esos no necesitan manifestarse - sino, generalmente, familias de clase media que quieren seguir decidiendo en la educación de sus hijos.

Una vez escuché decir que, en momentos de crisis, los gobiernos exprimían, en primer lugar, a la clase media. Quienes tienen más dinero saben esquivar los zarpazos del fisco, mientras que a aquellos que, a penas, llegan al final de mes es difícil exprimirles más. Lo seguro es subir los impuestos a quien cuenta con una nómina fija o ingresos estables. Efectivamente, así fue en anteriores crisis económicas y todo parece indicar que ocurrirá lo mismo esta vez.

Pero, además de los hachazos fiscales que nuestro país, para intentar cuadrar sus cuentas, da a quienes abren un negocio o buscan alternativas para su jubilación; el problema de este Gobierno es que cada una de sus acciones desgastan aún más a ese gran grupo de personas, mayoría en España, que sostienen con sus impuestos los servicios públicos de nuestro Estado.

Y es que este país, a pesar de lo que algunos creen, no se caracteriza por ser un lugar donde abunden las grandes fortunas. Pero, tampoco, desde hace décadas, es un lugar en el que los estratos más humilde de la sociedad no puedan acceder a servicios básicos. España está llena de gente - a pesar del alto porcentaje de desempleo que tenemos - que madruga y trabaja cada día para poder vivir.

Por eso, cuando suben el IRPF, el IVA o el IBI, entre otros impuestos, a quien se atacan es a la clase media. Pero, cuando ponen trabas a la educación concertada, también van contra esa clase social, evitando que familias que buscan un proyecto educativo más allá de las horas lectivas obligatorias, puedan proporcionar esa opción a sus hijos a un precio que no ponga en jaque su economía familiar. Cuando intentan gravar el diésel, no luchan contra el cambio climático, lastran a millones españoles con otra carga impositiva más. Y es que, existen mil formas más eficaces de incentivar la movilidad sostenible que esa. Por eso, cuando pretenden subir los impuestos relacionados con la sanidad privada van también contra la clase media, porque esos seguros permiten a muchas familias poder elegir médico, dentista o centro donde someterse a una intervención, sin que exista detrimento alguno para la sanidad pública. Todo lo contrario, sirviendo, en muchas ocasiones, para descongestionarla. ¿Se imaginan cómo habría sido la primera ola de la pandemia sin clínicas y hospitales privados?

Por eso, la Ley Celaá, no es sólo una ley de educación, es un ejemplo más de cómo este Gobierno, parece ir buscando una sociedad en U. Una sociedad en la que estemos divididos en dos polos: ricos y pobres, con una clase media inexistente. Donde ellos, con sus sueldos inflados y rodeados de asesores, no hay duda que siempre estarán en el lado de los ricos.

La clase media es la que siempre produce vuelcos electorales porque es la que tiene un espectro de voto más amplio. Por eso, parecen querer laminarla y hacer de nuestro país una sociedad en la que todos, salvo unos pocos, dependamos del Estado. Imaginen lo felices que serían Sánchez e Iglesias si consiguieran eso: casi 40 millones de españoles dependiendo de sus limosnas ¡Qué maravilla!

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