Opinión
La maldición de la rosa roja
Por eso, sin querer que paguen justos por pecadores, si es que el paro y la gestión negligente de los recursos públicos, por casualidad, fuesen espinas que trae consigo la rosa, símbolo del PSOE, sería bueno que también otras rompieran su hechizo
Los seres humanos tenemos defectos que se repiten en cada uno de los individuos. Uno de ellos es que solemos, como popularmente se dice, 'meter a todo el mundo en el mismo saco'.
Especialmente, cuando se habla de los políticos se hace ... tabla rasa con todos ellos. Hay quien profundiza un poco más y salva solo de esta quema a los de su ideología. Grave error, porque personas buenas y malas, negligentes y competentes las hay en todos los lugares.
E spaña ha tenido y tiene políticos nefastos. También tiene y tuvo otros que cumplen o cumplieron con creces su 'contrato social'. Con horas de esfuerzo, sin apenas vacaciones y con una exposición mediática y pública que pocas personas comprenden lo que llega a condicionar una vida.
Juan Espadas, a pesar de las discrepancias ideológicas que muchos tengamos con él y de que Sevilla no pase por su mejor momento, ha sido, hasta ahora, una persona que nunca ha generado especial rechazo político. Pausado, educado y consciente de que hay tradiciones que deben respetarse y mimarse, incluso, había quien no le tenía en cuenta su aproximación al sanchismo. En definitiva, era de esos políticos a los que a pesar de todo, algunos, los sacaban del saco del socialismo andaluz de los ERE , Don Angelo y el dinero para 'asar vacas'.
Sin embargo, el vídeo de esta semana en el que su mujer tenía serios problemas para explicar por qué, cómo y para qué entró a trabajar en la administración pública , aún no siendo demostrativo de nada, hace que su figura se ensombrezca y recuerde a otros tiempos.
Y es que, el problema no es que existan cargos de confianza, cuyo proceso de selección, quizás, tendría que regirse en base a una serie de parámetros y su trabajo ser, en algunos casos, auditado, de manera externa en función de la remuneración que reciben. El problema es que muchos de esos cargos simplemente son beneficiarios de una nómina que mes a mes aparece en su extracto bancario. Personas sin oficio, ni utilidad para el ciudadano. Y lo que es aún peor: sin ganas de trabajar, solo de cobrar .
Ese clientelismo insano y endogámico ha hecho que muchas funciones útiles se vean ensombrecidas. Un clientelismo que, no solo tiene el problema de el volumen excesivo de asesores que no aportan ningún tipo de valor añadido, sino que extiende sus tentáculos mediante subvenciones y ayudas para desincentivar la inserción en el mercado laboral.
No hay duda de que ese problema estructural de nuestro país ha sido común en menor y mayor proporción en muchos partidos. Sin embargo, el partido socialista se ha llevado la palma. Y es que, en las comunidades que ha gobernado históricamente esta formación política se da una suerte de 'maldición de la rosa roja', cuyos ingredientes se repiten de norte a sur y de este a oeste. Porque si algo tienen en común Andalucía y Asturias es que la mayoría de su historia democrática ha estado marcada por gobiernos del PSOE . Si algo tienen en común más allá de las vacas del Valle de los Pedroches y de las que habitan en la cornisa cantábrica es la histórica falta de empleo, de oportunidades para jóvenes, la de una población dependiente y la de la gestión negligente del partido de la rosa.
Es cierto, que buenos profesionales habrán pasado por ambas administraciones, pero el balance ha sido desastroso para el ciudadano medio. Sin embargo, Andalucía se liberó de esas cadenas un 2 de diciembre de 2018 y ahora está a la cabeza de los rankings de superávit presupuestario, creación de empleo y crecimiento económico de nuestro país. Por eso, sin querer que paguen justos por pecadores , si es que el paro y la gestión negligente de los recursos públicos, por casualidad, fuesen espinas que trae consigo la rosa, símbolo este partido, sería bueno que también otras rompieran su hechizo.
Y no solo otras regiones, sino también todos los españoles, porque no hay duda de que esa rosa roja que marca el viento de nuestro país está haciendo que nuestro futuro, cada vez, se vea más negro.
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